Estés en un lugar remoto o en un entorno cercano a ti, como fotógrafo, es esencial que tengas siempre los ojos bien abiertos, dispuestos a fijarse en los pequeños detalles: una luz cambiante, una situación especial o la sencillez de lo cotidiano. Únicamente así, podrás ser rápido con la cámara y captar la fotografía buscada para contar una historia o transmitir sensaciones.

En el caso de esta toma, el sujeto principal es un árbol centenario que llamó nuestra atención por lo inusual de su tamaño y de su edad. Ese árbol tan especial, además, dialoga en esta imagen con las luces del atardecer -de gran impacto visual- que lo acompañan. 

Para realizar esta fotografía es muy importante captar las tonalidades naranjas y amarillas y el degradado de colores que crean en el cielo, pero sin olvidarnos de que lo que queremos es mantener al árbol como protagonista.

Para lograrlo, utilizamos el recurso del contraluz; hicimos la medición de las luces en el cielo, para plasmar los colores como son la realidad, y la silueta en negro de la vegetación se formó casi de manera automática. Para reforzar este efecto, subexpusimos -1/3, para compensar la medición y conseguir un negro más puro.

Asimismo, el uso de un ISO 200 da una calidad excelente en la toma. En cuanto a la velocidad de obturación, necesitamos que sea de 1/125 segundos para obtener la medición correcta de la luz. Es un tiempo largo, por lo que será obligatorio el uso del trípode, para que la fotografía resultante no salga movida. 

Los datos de la toma son ISO 200; f/4; 1/125 seg; distancia focal 420 mm; cámara réflex formato completo; trípode

Como norma general, se cree que las lentes angulares son las más utilizadas en fotografía de paisaje; y es cierto, pero también se pueden usar otro tipo de lentes, como los teleobjetivos. En esta imagen, se ha utilizado un tele para capturar una zona más lejana del paisaje, lo que ofrece un resultado atractivo y diferente a las fotografías hechas con angular. Nunca hay que cerrarse a nociones ya aprendidas o costumbres adquiridas.

También es importante que sepas que, en este tipo de fotografías, la composición de la escena es de especial importancia, pues de ella depende el equilibrio de la toma. Nosotros hemos situado el peso del árbol ligeramente a la derecha del encuadre, descentrando el sujeto principal. Esto ofrece mucha fuerza, con las ramas subiendo por el cielo anaranjado.

Recuerda también que la luz cambia en pocos minutos y que lo que queremos es captar con gran fuerza el contraste de colores con el contraluz, así que con toda la técnica interiorizada… ¡Llegó el momento de ser rápidos! Colocamos el trípode, programamos el temporizador de dos segundos -para no trepidar la imagen al apretar el botón disparador- y ahí estará la imagen.

Por último, en la postproducción de la toma, saturamos los colores para potenciar los tonos anaranjados. Si la medición que hicimos en la cámara fue la correcta, esto logra que los amarillos estén perfectos, pero sin llegar a quemarlos. En este tipo de contraluces, es esencial que el negro sea un negro perfecto y que contraste con el color espectacular del cielo.

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