Estamos de vuelta de un largo día de safari en el Masai Mara, en Kenia. Es más tarde que los demás días y vamos sin prisa (pero también sin pausa) hacia al campamento. Queremos llegar a una hora razonable para descargar las fotos del día y cenar. 

Es bastante normal que algunos animales acompañen el camino de vuelta, pero en esta ocasión ocurrió algo especial: la luna se encontró con una jirafa que andaba lentamente por el horizonte.

Para la realización de esta toma se ha utilizado un gran objetivo, con una focal de 600 mm. Aunque la jirafa y la luna están a una distancia razonable, esta lente nos permitirá integrar a los dos con en el entorno de la sabana africana, consiguiendo una composición bastante atractiva.

Esta lejanía con los elementos tiene otro gran punto a favor: la podemos aprovechar para contar en la imagen que la jirafa camina acompañada por los últimos rayos del sol y por el primer brillo de la luna, que se intuye entre las suaves nubes.

Los datos de la toma son ISO 3200; f/4; 1/50 seg; lente 600 mm; cámara réflex full frame; bean-bag

Algo esencial en esta fotografía, y en la mayoría de las fotografías con fauna en sus entornos naturales, es la rapidez con la que tenemos que reaccionar; y más todavía, si la fotografía es de acción. Es importante que, en todo momento, nos mantengamos conscientes de la situación.

Vemos a la jirafa a lo lejos y notamos que, aunque anda lentamente, avanza con más rapidez de la deseada a priori. Una vez más, debemos ser diestros en nuestros conocimientos fotográficos y parametrizar la cámara con rapidez para no perder esta fotografía.

Colocamos el bean-bag (la bolsa llena de alubias que sirve para estabilizar la lente y la cámara) en la ventanilla del coche, posamos nuestro equipo e intentamos no movernos mucho; la velocidad de obturación es de 1/50 y si lo hacemos, la imagen final podría salir movida.

Hubo varios momentos en los que vimos a la jirafa detenerse, pero esperamos. Es justo cuando el animal se coloca a la derecha de la luna y se para, cuando realizamos la toma deseada. De este modo, la composición será más equilibrada y la jirafa no saldrá movida. ¡Y por cierto! Intenta también que las patas de la jirafa no queden muy tapadas por la alta hierba de la sabana; esto sumará mucho a la composición.

En cuanto al diafragma, lo configuramos en f4. El foco lo situamos en la jirafa ya que las nubes hacen que la luna esté, ya de por sí, desenfocada. Por último, nos queda configurar el ISO. Como queda poca luz, lo subimos a 3200 para ganar velocidad de obturación; porque si no, incluso los movimientos más leves -nuestra respiración o el andar de la jirafa- podrían llevar al traste el resultado final.

Y con esto, lo tienes todo. Conseguirás captar el momento justo en el que la luna todavía no ha tocado el horizonte, ni la jirafa la luna. Además, tendrás las luces rosadas del atardecer, el magnetismo de la luna llena y las nubes que se cruzan en su tránsito… El resultado es mágico.

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