Tradicionalmente, la confirmación de la enfermedad de Alzheimer sólo era posible mediante un análisis post mortem del tejido cerebral. Sin embargo, el descubrimiento y la implementación de biomarcadores específicos han abierto la puerta a métodos diagnósticos menos invasivos, como el análisis del líquido cefalorraquídeo. 

En este contexto emergente, un estudio publicado en la prestigiosa revista JAMA Neurology, con la colaboración de investigadores del Hospital de Sant Pau en Barcelona, ha revelado que un análisis sanguíneo puede diagnosticar el alzhéimer con una precisión aproximada del 95%.

 

Esta investigación se enfoca en la detección de biomarcadores en sangre, buscando una alternativa menos invasiva y más accesible para el diagnóstico de esta enfermedad. 

El hallazgo central de este estudio es la proteína TAU fosforilada 217 (p-tau217), la cual ha demostrado una precisión diagnóstica extraordinariamente alta. Según informa el hospital catalán, esta proteína se perfila como un marcador fiable y eficaz para la identificación de la patología de alzhéimer.

Implicaciones y beneficios del nuevo método diagnóstico

El estudio no solo confirma la eficacia de la p-tau217, sino que también destaca su capacidad para detectar cambios en etapas tempranas de la enfermedad, incluso antes de la manifestación clínica de síntomas

Esta característica es de vital importancia, ya que permite intervenciones más tempranas y posiblemente más efectivas. El doctor Daniel Alcolea, investigador del Grupo de Neurobiología de las demencias en el Institut de Recerca Sant Pau y responsable de la plataforma de biomarcadores de la Unidad de Memoria del mismo hospital, subraya la superioridad de este biomarcador sobre otros en estudio actualmente.

Otro aspecto destacable de este avance es su potencial para reducir significativamente la necesidad de pruebas adicionales, que actualmente son esenciales para confirmar el diagnóstico de alzhéimer. Se estima que la implementación de este análisis de sangre podría disminuir hasta en un 80% la dependencia de otras pruebas diagnósticas. 

La investigación se basó en el análisis de muestras de 786 pacientes, con una edad media de 66,3 años, procedentes de Suecia. Además, se incluyeron datos de tres cohortes observacionales de gran relevancia: la Translational Biomarkers in Aging and Dementia (TRIAD) de Canadá, la Wisconsin Registry for Alzheimer’s Prevention (WRAP) de Estados Unidos, y la Sant Pau Initiative on Neurodegeneration (SPIN) de Barcelona.

Este descubrimiento no solo representa un hito en la lucha contra el alzhéimer, sino que también es un testimonio del progreso continuo en la investigación médica y el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas. Su impacto se extiende más allá del ámbito médico, ofreciendo esperanza y nuevas posibilidades a millones de personas afectadas por esta condición en todo el mundo.

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