Valencia1, 2Número atómico30Estado de oxidación+1, +2Masa atómica200,59 g/molDensidad13,53 g/mlPunto de ebullición356,7 ºCPunto de fusión-38,83 ºCDescubridorConocido desde la antigüedad

Mercurio (hg)

¿Qué es el mercurio?

El mercurio es un elemento químico de número atómico 30, lo que significa que cada átomo de mercurio cuenta con 30 protones en su núcleo atómico. Se representa con el símbolo Hg debido a la traducción de su nombre en griego antiguo hydrargyros, es decir, plata líquida. Se encuentra en el grupo 12 y el periodo 6 de la tabla periódica, por lo que pertenece al grupo de los metales de transición. Se trata de uno de los pocos metales, junto con el cesio, el galio y el rubidio, que es líquido.

Se trata de un elemento muy escaso en la corteza terrestre, ya que apenas presenta 0,08 partes por millón. Sin embargo, los minerales de los que se extrae este metal pueden llegar a tener una concentración de hasta 2,5% en peso. El mineral más abundante y conocido que presenta mercurio es el cinabrio.

Este mineral de color rojizo se ha empleado desde la antigüedad como pigmento y para la conservación de restos humanos durante los enterramientos. Se han encontrado grandes cantidades de mercurio en tumbas de faraones egipcios, de emperadores chinos y en Sudamérica, lo que refleja la importancia de este mineral en su cultura. El mercurio fue un elemento clave para la alquimia, la precursora de la química actual, y según los escritos alquímicos occidentales, era uno de los 3 elementos primordiales junto con el azufre y la sal, a partir del cual se podían crear todos los elementos.

Propiedades químicas del mercurio (Hg)

El átomo de mercurio tiene una configuración electrónica [Xe] 4f¹⁴ 5d¹⁰ 6s². Esto quiere decir que en sus capas internas tiene la misma configuración electrónica que el gas noble xenón, pero se diferencia en sus capas externas (las importantes para la reactividad), que son las indicadas.Al igual que el oro o el platino, el mercurio es considerado un metal noble. Es químicamente estable y en condiciones normales no se oxida ni se corroe.Su masa atómica es de 200,59 g/mol y su densidad de 13,53 g/ml.El mercurio líquido tiene un brillo metálico similar a la plata. Su punto de ebullición de encuentra en los 356,7°C  y su punto de fusión en los -38,83°C.El mercurio reacciona con otros metales como el aluminio, volviéndolos frágiles. Sin embargo, no reacciona con el hierro, por lo que este último es el que más se utiliza para crear los recipientes.Se han identificado 7 isótopos estables de mercurio con distintas abundancias relativas: 196Hg (0,15%), 198Hg (10,0%), 199Hg (16,9%), 200Hg (23,1%), 201Hg (13,2%), 202Hg (29,7%) y 204Hg (6,82%). También se han identificado otros 4 isótopos inestables del mercurio.El mercurio forma amalgamas con otros metales como el oro y la plata, por lo que durante mucho tiempo se empleó mercurio para la extracción de dichos metales.Los estados de oxidación del mercurio son 0, +1 y +2. El más habitual en la naturaleza es este últimoEl mineral del que se extrae el mercurio se denomina cinabrio o bermellón, pero se han identificado más de 25 minerales que contienen este elemento. Además, algunos depósitos de combustibles fósiles presentan trazas de mercurio.

Efectos sobre la salud

El mercurio se empleó durante la antigüedad para crear tratamientos ante enfermedades. Debido a su papel central en la alquimia y la difusa línea divisoria entre alquimia y medicina antigua, su uso se extendió rápidamente. Los ungüentos y remedios a base de mercurio fueron muy comunes para el tratar desde infecciones hasta la impotencia. Sin embargo, la medicina actual ha probado que aquellos tratamientos eran ineficaces y peligrosos.

La toxicidad del mercurio depende en gran medida del complejo que formen. La mayoría de compuestos inorgánicos de mercurio afectan al funcionamiento tanto del sistema nervioso central como del periférico, aunque su toxicidad es, generalmente, baja, ya que no es absorbido por los tejidos. En cambio, algunos compuestos orgánicos como el metilmercurio y el dimetilmercurio sí que pueden resultar mucho más peligrosos para la salud. En ambos casos, al metabolizar el compuesto para su eliminación se genera mercurio elemental, que puede acumularse en distintos tejidos, especialmente el nervioso. En cambio, otros compuestos como el etilmercurio se eliminan de forma eficaz sin generar el compuesto metálico, por lo que no suponen un riesgo para la salud. Existió, sin embargo, una gran controversia por la presencia de etilmercurio en el tiomersal, un conservante empleado en ciertos medicamentos y vacunas. En la actualidad no existen evidencias científicas que relacionen el tiomersal con la aparición de problemas de salud, pero aún así se ha restringido o eliminado su uso.

Uno de los fallecimientos más conocidos relacionados con el mercurio ocurrió en 1997. La doctora Karen E. Wetterhahn, especialista en metales tóxicos, se encontraba investigando las propiedades tóxicas del cadmio. Para calibrar sus instrumentos, se empleaba dimetilmercurio, ya que su estabilidad lo había una excelente medida de calibración. Durante los ensayos, derramó unas pocas gotas de dimetilmercurio en sus guantes de látex que, como mostraron los análisis posteriores, penetraron a través del tejido. Los síntomas de envenenamiento por mercurio aparecieron a los 6 meses, y apenas un año tras el accidente, con 48 años, falleció. Este terrible accidente provocó la revisión de los protocolos de seguridad de los laboratorios y a la desaparición gradual de los compuestos de mercurio para evitar la exposición accidental.

Efectos ambientales del mercurio

Durante la quema de carbón o petróleo para la producción de energía se pueden liberar cantidades considerables de mercurio que caen en los ecosistemas. Algunos microorganismos pueden transformar el mercurio inorgánico en formas orgánicas tóxicas, como el metilmercurio. El consumo de metilmercurio tiene efectos bioacumulativos, es decir, aumenta de concentración según ascendemos en una cadena trófica. Así, los animales que depreden a los que previamente hayan sido contaminados presentarán niveles más elevados de mercurio en sus cuerpos, lo que puede llegar a causar problemas en su desarrollo. En la actualidad, la presencia de mercurio en pescados y mariscos es un grave problema ambiental y de salud pública.

Pero la quema de combustibles fósiles no es la única fuente antropogénica de mercurio. En la agricultura, el metilmercurio se ha empleado como antifúngico, lo que ha provocado más de una desgracia. En los años 70, durante la gran hambruna que sacudió Iraq, muchos países se movilizaron para aportar alimentos y otros recursos. Entre ellos, México envió un cargamento de semillas de trigo para que fuesen plantadas en los campos. Las semillas habían sido tratadas con metilmercurio para evitar que creciesen hongos durante el transporte y asegurar que llegasen en buen estado. La idea era que, al ser plantadas, el metilmercurio se diluiría hasta niveles seguros para el consumo. Las semillas estaban teñidas de rojo, y las cajas y bolsas llevaban pintadas grandes calaveras con huesos cruzados para indicar el peligro, pero los mensajes de peligro para el consumo estaban únicamente en español. Los avisos no funcionaron, y el consumo de pan realizado con estas semillas causó más de 6500 hospitalizaciones y 500 muertes.

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