Como sucede con múltiples enfermedades neurológicas, la demencia está rodeada de estigmas sociales que no son del todo acertados y que ponen trabas a la hora de plantear investigaciones libres de prejuicios: que solo afecta a personas mayores o que consiste únicamente en la pérdida de memoria son algunos de ellos. 

Si bien es cierto que su prevalencia comienza a oscilar a partir de los 65 años, cada vez son más los diagnósticos de lo que se conoce como demencia de inicio precoz; es decir, aquella que aparece durante la franja de entre 30 y 64 años. Así, aunque todavía no son numerosos los estudios enfocados en esta circunstancia, las últimas revisiones muestran que a nivel mundial hay alrededor de 370.000 nuevos casos de demencia de inicio temprano cada año.

Hasta ahora, la aparición precoz de este conjunto de lesiones cerebrales que afectan a la función cognitiva, entre las cuales se encuentra el alzhéimer -que representa entre el 60% y el 70% de los casos totales de demencia-, se atribuía a la genética. Sin embargo, una nueva investigación ha desafiado las teorías tradicionales y ha identificado una amplia gama de factores de riesgo que conducirían a desarrollar este tipo de enfermedades.

Los 15 factores de riesgo

El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Universidad de Maastricht (Países Bajos) y ayudaría a sentar las bases para nuevas estrategias de prevención que hicieran reducir paulatinamente las inquietantes cifras que presenta la demencia. 

Utilizando los datos del Biobanco del Reino Unido correspondientes a menores de 65 años y sin diagnóstico de demencia en el momento de la evaluación inicial, los científicos pudieron determinar que, más allá de los condicionantes genéticos, hay ciertas características del estilo de vida de una persona que pueden aumentar sus probabilidades de desarrollar demencia de inicio temprano. A saber: 

Tener una menor educación formal: mantener una actividad cognitiva poco regular puede favorecer el deterioro del cerebro.Presentar un menor nivel socioeconómico: se asocia esta condición a un estilo de vida menos saludable.Tener predisposición genética: ser portador del alelo 2 de la apolipoproteína ε4, un indicador para el diagnóstico de demencias como el alzhéimer.Padecer un trastorno por consumo de alcoholmientras el consumo leve podría tener efectos beneficiosos para prevenir enfermedades como el alzhéimer, el abuso de esta sustancia podría aumentar el riesgo de padecerla.Sentirse socialmente aislado: este y otros estudios muestran que la soledad está asociada a mayores riesgos de tener problemas de salud, como el deterioro cognitivo.Presentar deficiencias de vitamina D: un estudio anterior ya había detectado un 40% menos de diagnósticos de demencia en el grupo que tomaba suplementos de vitamina D.Presentar niveles altos de proteína C reactiva (PCR): los participantes que tenían los niveles más altos de PCR -que se determina con una prueba que busca inflamación en el cuerpo- mostraron un deterioro cognitivo más pronunciado de hasta un 11,6%. Tener menor fuerza de agarre: esta condición sirve como indicador de un envejecimiento cognitivo.Tener una discapacidad auditiva: el sonido tiene la facultad de estimular el cerebro, por lo que la pérdida de la audición tiene el potencial de ocasionar efectos severos en la salud cognitiva.Tener la presión arterial baja, algo también conocido como hipotensión ortostática: eventos de presión arterial baja en el cerebro podrían provocar un daño acumulativo en las funciones cognitivas.Padecer un accidente cerebrovascular: haber experimentado, por ejemplo, una aneurisma, aumenta las posibilidades de desarrollar demencia.Padecer diabetes: es sabido que esta enfermedad puede ser causa de daños en los vasos sanguíneos y, por ello, es considerada un factor de riesgo para la demencia vascular, que es la segunda causa de demencia después de la enfermedad de Alzhéimer.Padecer enfermedades cardíacas: haber tenido, por ejemplo, un ataque cardíaco, aumenta las posibilidades de desarrollar demencia.Tener depresiónla depresión es muy frecuente en fases iniciales e intermedias en muchos tipos de demencia. De hecho, otros estudios han demostrado que hay más casos de depresión entre individuos con demencia que entre la población en general.Presentar estrés crónico: la salud mental también juega un papel importante en el desarrollo de diversos tipos de demencia.

¿Cómo reducir el riesgo?

Los resultados obtenidos en esta investigación arrojan luz sobre los factores de riesgo de la demencia en una franja de edad infradiagnosticada. Algo que, según añade el Doctor Stevie Hendriks, es de suma importancia porque este conjunto de enfermedades tiene un impacto muy grave en personas que todavía tienen un trabajo, hijos y una vida ocupada.

Además, los investigadores insisten en que las causas de la aparición de demencia precoz podrían ser reversibles si se modifican ciertos hábitos de los mencionados anteriormente: «Ya sabíamos por la investigación en personas que desarrollan demencia a una edad más avanzada que hay una serie de factores de riesgo modificables. El hecho de que esto también sea evidente en la demencia de inicio temprano fue una sorpresa para mí, y también puede ofrecer oportunidades para reducir el riesgo en este grupo», señaló Sebastian Köhler, profesor de Neuroepidemiología en la Universidad de Maastricht, en el comunicado oficial.

Con esto, la investigación marca renovados horizontes en el estudio de la demencia de inicio temprano al identificar que se puede reducir el riesgo, lo que a su vez marcaría el comienzo de una era en las intervenciones para reducir los nuevos casos de esta afección.

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