Casi dos años después de su presentación al mundo, el dinosaurio nonato conocido como Baby Yingliang ha demostrado ser uno de los grandes tesoros en la historia de la paleontología. Este embrión de oviraptorosaurio fue descubierto en el año 2000 en Ganzhou (sur de China) y “presentado” al mundo en enero de 2022 a través de un estudio publicado en la revista iScience.

El embrión de dinosaurio, fosilizado en el interior de su huevo y extraordinariamente bien conservado, ha permitido hacer un importante descubrimiento que refuerza la conexión entre los dinosaurios y las primeras aves: los mecanismos de eclosión que presentan las aves ya se habían desarrollado en sus antepasados dinosaurios o, el menos, en parte de ellos.

El embrión pertenece a un ejemplar de oviraptorosaurio, un clado de dinosaurios con plumas emparentados con los antepasados de las primeras aves; y que presentaban algunas características de estas, como los picos sin dientes. Se encontraba en un estrato perteneciente al Maastrichtiense, la última edad del Mesozoico, por lo que tiene entre 72 y 66 millones de años y es muy cercano en el tiempo al Asteriornis maastrichtensis, considerado la primera ave moderna.

Un tesoro fosilizado

El extraordinario estado de conservación de Baby Yingliang ha permitido constatar que los embriones de dinosaurio se desarrollaban en una posición igual a los de las aves modernas: con las patas inferiores dobladas a cada lado del cuerpo y la espalda curvada a lo largo de la zona roma de la cáscara del huevo. Esta postura facilita al polluelo -o en este caso, al bebé dinosaurio- romper el cascarón en el momento de la eclosión: los embriones que no se desarrollan en esta postura tienen más dificultades para romper la cáscara y, en consecuencia, más probabilidades de morir sin llegar a nacer.

Aunque anteriormente se habían hallado otros embriones de dinosaurio, ninguno se había encontrado en esta postura, por lo que se consideraba un mecanismo evolutivo desarrollado por las aves. El descubrimiento de Baby Yingliang ha permitido reconsiderar esta hipótesis e implica que esta evolución ya estaba presente en los dinosaurios, o al menos en algunos de ellos. No obstante, serían necesarios más ejemplares en un estado similar de conservación para confirmar esta nueva hipótesis y constatar si se trataba de algo general o limitado a ciertos grupos de dinosaurios.

Pero por ahora, Baby Yingliang es único. Los fósiles de embriones de dinosaurios son muy raros y, aun cuando se encuentran, muchos están incompletos o tienen los huesos dislocados. Este ejemplar ha ayudado a resolver muchas preguntas acerca del crecimiento y la reproducción de los dinosaurios, y los expertos esperan que siga haciéndolo en el futuro.El comportamiento reproductivo es, de hecho, uno de los pocos campos de estudio sobre los dinosaurios de los que no se sabe prácticamente nada.

Este embrión de dinosaurio dentro de su huevo es uno de los fósiles más hermosos que he visto en mi vida”, dijo el profesor Steve Brusatte de la Universidad de Edimburgo, miembro del equipo de investigación que ha estudiado a Baby Yingliang. “Este pequeño dinosaurio prenatal parece un pajarito acurrucado en su huevo, lo que es una prueba más de que muchos rasgos característicos de las aves actuales evolucionaron por primera vez en sus ancestros dinosaurios”.

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