La costa del norte peninsular llenará nuestra cámara de imágenes idílicas, pero para ello, necesitaremos ir acompañados de un material muy específico: es tan importante la parte del equipo fotográfico como la de ir con ropa técnica adecuada.

Para la realización de esta fotografía en concreto, hemos utilizado un objetivo angular (17-40 mm) para lograr un encuadre abierto. Deseábamos que fuera así porque estábamos -literalmente- pegados a la roca del primer plano. La lente es la que nos ofrece este efecto tan atractivo que tiene la toma, y nos permitirá sacar la roca del primer plano e incluir el conjunto de peñas al fondo, junto con el horizonte. Esto da mucha información sobre la playa, los elementos climatológicos y el fluir del mar.

Los datos de la toma son ISO 100; f/9; 1/30 seg; lente 17-40 mm; cámara formato completo; trípode

Además de una idónea selección de la lente y de la cámara -que en este caso es una –réflex full frame– los parámetros escogidos serán cruciales. Elegimos un ISO 100 para evitar ruido en la imagen y conservar la máxima calidad; y una velocidad de 1/30 segundos, que plasma el movimiento del agua en la toma. Así, nuestra imagen se compondrá con su ir y venir.

La dirección y las líneas que se forman son oblicuas, emergen de la derecha de la imagen y hacen entender que la ola se está retirando. El resultado, un rastro visual y atractivo, que suma belleza a la imagen. En cuanto al diafragma, cerrarlo te dará una profundidad de campo suficiente.

Por otro lado, surge el tema de los colores: generalmente, estas imágenes se capturan en condiciones de lluvia intensa y viento, con escasos momentos antes de que la luz se desvanezca, lo que implica que el fotógrafo debe tomar decisiones rápidas. En esta situación particular, la imagen la hemos tomado, además, con el agua por las rodillas; llevábamos botas de agua y pantalones impermeables.

Asimismo, la utilización de un trípode sólido y resistente evita que la imagen se vea afectada por vibraciones, aunque siempre se requiere sostenerlo con firmeza para mantener la estabilidad y evitar pérdidas de enfoque.

También hemos empleado filtros fotográficos; un polarizador para matizar los reflejos del agua y saturar los colores, y un filtro degradado neutro que compensa la diferencia de luces entre la parte superior y la parte inferior de la imagen. De este modo, se logra que la medición sea correcta. El filtro degradado se coloca en la zona de la imagen donde vemos que se va a quemar: suele ocurrir en los cielos, así se resaltan las nubes y los colores naturales.

Para los fotógrafos de paisaje, la lluvia y el frío siempre son un buen momento fotográfico porque el resultado son imágenes tan impactantes como esta.

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