Se estima que cada año desaparecen entre 17000 y 35000 especies de plantas, insectos y otros animales. Este preocupante dato, avalado por ecólogos e investigadores relacionados con la conservación muestra una realidad muy cruda, las especies están desapareciendo unas 1000 veces más rápido que antes de la expansión humana. El cambio global antropogénico es una realidad que, según apuntan algunos estudios, aboca al planeta a una sexta extinción masiva, al resurgimiento de enfermedades y la disminución del suelo habitable.

Actualmente se destinan enormes cantidades de recursos en la conservación del medio y en tratar de evitar que estas especies desaparezcan, pero existe un grupo de científicos que tienen un enfoque distinto para tratar de evitar la pérdida de biodiversidad; la desextinción de especies. En la actualidad, los investigadores han conseguido revivir especies de virus, bacterias y hongos que se consideraban extintas. ¿El motivo? Prepararnos para las posibles amenazas del futuro.

Desextinguir microorganismos

Las zonas cercanas a los polos son las más susceptibles al cambio climático. Sus suelos, permanentemente congelados, están comenzando a sufrir las consecuencias del deshielo, lo que saca del estado de letargo todo tipo de criaturas. Bacterias, virus, hongos y otros organismos están reviviendo y consumiendo la materia orgánica presente en el suelo descongelado. Al volver a la vida, la actividad microbiana genera gases de efecto invernadero que se dispersan en la atmósfera y aceleran todavía más el calentamiento. Además, entre los microorganismos, hay potenciales patógenos que podrían afectar a la fauna o incluso a los humanos.

Por ello, los investigadores realizan prospecciones a distintas profundidades para tratar de hacerse una idea de qué microorganismos son potencialmente peligrosos y diseñar estrategias de prevención. Afortunadamente, los organismos congelados nunca han estado en contacto con antibióticos modernos, por lo que la probabilidad que un virus o una bacteria congelada se convierta en una amenaza para la humanidad es baja. Aún así, que sea baja no quiere decir que sea nula, por ello conviene mantenerse en una guardia permanente.

Los microorganismos antiguos también sufrieron de presión selectiva en su día, lo que los hizo adoptar estrategias muy distintas para tratar de adaptarse y sobrevivir. Entre esas estrategias se encuentra la producción de antibióticos y otros compuestos que redujesen la proliferación de las bacterias con las que competían por el medio. Como los microorganismos estuvieron congelados tanto tiempo, es posible que las bacterias resistentes actuales no tengan mecanismos de defensa desarrollados para combatir estos antibióticos del pasado, por lo que podrían emplearse en la creación de nuevos tratamientos.

Cómo desextinguir un microorganismo

Devolver a la vida a una especie es un proceso más o menos complejo dependiendo del organismo, del tiempo que hace de su desaparición, y de sus parientes vivos más cercanos. En los microorganismos suele ser sencillo, ya que no suelen estar “muertos” como tal, sino que se encuentran en estado de latencia. Es decir, que normalmente se les puede revivir recreando las condiciones propicias para que se puedan volver a alimentar y reproducir.

Uno de los casos más recientes sucedió a principios de 2023, cuando los medios se hicieron eco de un estudio con un titular muy jugoso. Un grupo de investigación del Instituto de Microbiología del Mediterráneo de Marsella había conseguido revivir 13 especies de virus, 7 de las cuales eran procedentes del permafrost siberiano. El más antiguo de estos virus tenía 48500 años, y el más joven 27000. Rápidamente fueron contagiándose las palabras “virus zombie ruso”, lo que hizo saltar las alarmas de mucha gente debido, probablemente, a la cercanía con la reciente pandemia.

Lo cierto es que los virus que revivió el equipoúnicamente pueden infectar a las amebas, organismos unicelulares de vida libre. Como bien indican las conclusiones del estudio, lo realmente preocupante es que los virus fuesen capaces de permanecer tantos miles de años congelados en el permafrost, porque podría significar que haya virus congelados con la capacidad de infectar células de mamíferos.

Con las bacterias sucede algo similar. En 2016, la ola de calor que azotó Rusia descongeló los restos de un ciervo infectado con ántrax que habían permanecido congelados durante 75 años. La bacteria provocó la hospitalización de al menos 12 personas y la muerte de un niño, además de enfermar a miles de ciervos. Por esta razón, es necesario analizar cuidadosamente el deshielo del permafrost.

Cómo desextinguir organismos más grandes

Otra de las noticias de 2016 también fue fruto de las investigaciones en la estepa rusa. Allí, un equipo de científicos consiguió que un nemátodo que se estima que estuvo congelado 46000 años volviese a nutrirse y a reproducirse. El gusano, de la especie Panagrolaimus kolymaenis habría sobrevivido tanto tiempo gracias a un estado denominado criobiosis. Este nemátodo se alimenta de bacterias, por lo que no supone ningún peligro, pero sorprende su longevidad.

Respecto a otros animales, existen casos muy mediáticos, como el del mamut lanudo (Mammuthus primigenius), el dodo (Raphus cucullatus), o el tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus). Actualmente hay empresas interesadas en revivir a estas especies para analizar su comportamiento y para tratar de devolverlos a su hábitat. En el caso del tigre de Tasmania, se cree que su presencia como superdepredador podría transformar profundamente los ecosistemas australianos. Los investigadores creen que se podrían hallar paralelismos entre la desextinción de este animal y la reintroducción del lobo en Yellowstone, donde se observaron grandes beneficios medioambientales pasados unos años.

Pero todavía quedan años hasta que veamos de nuevo a estos animales vivos. Según aseguran desde Colossal biosciences, en 2027 podría nacer el primer mamut lanudo tras miles de años extinto, aunque todavía tienen que realizarse grandes avances en el campo. Investigadores independientes, como Seguéi Zimov ya apuntan incluso a la creación del “Parque Pleistoceno” una idea para revivir a la megafauna esteparia que transforme los ecosistemas árticos.

El único caso de éxito en mamíferos

De momento, la única desextinción que puede considerarse un éxito parcial sucedió en España. En el año 2000, Celia, el último ejemplar de bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica), una cabra que habitaba los pirineos falleció aplastada por la caída de un árbol. Tras su muerte, tomaron muestras de los restos del animal y unos años después, un grupo de investigadores españoles y franceses liderados por José Folch, trató de revivir a la especie. Para ello, emplearon las técnicas de clonación que se mostraron efectivas hacía unos años con la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula somática.

Tras clonar más de 750 embriones, llegaron a probar a implantar 208 en 57 cabras híbridas (mezclas entre domésticas y monteses). 7 cabras consiguieron comenzar la gestación del bucardo, pero sólo un embrión sobrevivió los 162 días de desarrollo hasta el parto, que fue programado el día 30 de julio de 2003. La cría de bucardo nació viva, incluso trató de revolverse y ponerse de pie, pero lamentablemente una malformación pulmonar provocó que se ahogara antes de llegar a los 10 minutos de vida. Desde entonces no ha vuelto a haber un bucardo vivo en el planeta, aunque los investigadores quieren volver a intentar el procedimiento con técnicas más modernas.

La desextinción de las especies es un tema muy complejo y existen complejos debates éticos al respecto. Además, las batallas legales por la propiedad tanto intelectual como física de los animales desextinguidos es una cuestión que rivaliza en interés con la propia ciencia tras la desextinción. Por una parte, su estudio podría ayudar a responder muchas preguntas y ayudar en el avance de la genética. Pero por otra ¿Debería el ser humano revivir especies que desaparecieron hace miles de años? ¿Es sensato devolverlas a un entorno tan distinto al que propició su evolución y extinción? Las opiniones aquí son casi tan variadas como la propia naturaleza.

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