Las nieblas son recursos únicos para los fotógrafos de paisaje; estos fenómenos naturales siempre pueden ser aprovechados para dar un giro a la imagen tomada. En muchas ocasiones, los fotógrafos salen a entornos naturales y urbanos en busca de escenas interesantes o atractivas. En este caso, un simple paseo otoñal reveló unas nieblas dignas de fotografiar.

La niebla es la suspensión de gotas de agua muy pequeñas que reduce la visibilidad a menos de un kilómetro de distancia. Puede darse por una bajada de temperatura y ocurre muchas veces al amanecer.

En el caso de esta toma, al igual que en la mayoría de las fotografías de paisaje, colocamos el trípode rápidamente, ya que nunca se sabe cuánto tiempo durará este efecto natural. Se monta la cámara fotográfica, se ajusta la lente y se configura el temporizador para que la cámara dispare a los dos segundos, evitando trepidaciones al presionar el disparador.

Los datos de la toma son ISO 100; f/8; 1 seg; lente tele zoom 70-200 mm; cámara formato completo; trípode.

La sensibilidad se ajusta a ISO 100 para obtener resultados con la máxima calidad, sin ruido. Con una apertura del diafragma de f/8, logramos una suficiente profundidad de campo (superficie enfocada en la imagen), y una velocidad de obturación de 2 segundos.

Al realizar la medición de luz, notamos que la imagen está algo subexpuesta y oscura. Esto se debe a que el encuadre tiene una gran superficie blanca (la niebla), que la cámara interpreta como un gris. Por ello, ajustamos el exposímetro en positivo. En este caso, un punto (+1) es suficiente para que el blanco sea blanco.

Normalmente, se utilizan objetivos angulares en la fotografía de paisaje para captar tomas más generales del entorno, pero para esta captura se ha utilizado un tele zoom (70-200 mm). Este teleobjetivo medio con zoom es muy versátil para este tipo de imágenes de paisaje, ya que permite adentrarse en detalles que están algo lejanos a nuestra localización.

Para capturar esta imagen, subimos una montaña para obtener las vistas de las zonas más altas. Nos encontramos con la niebla y, al ascender por encima de su nivel, pudimos fotografiar el banco.

Disparamos una secuencia larga de varias imágenes para poder seleccionar después la más idónea o la que más nos llamara la atención en la composición y guardara el equilibrio entre los blancos de las nieblas y los negros del bosque. Aunque la imagen parece una fotografía en blanco y negro, es a color.

En la postproducción de la imagen, si se ha medido correctamente la luz en el momento de la toma, prácticamente no hay que ajustar nada. Simplemente corregimos ligeramente el contraste y el brillo.

Una vez más, madrugar nos regala imágenes tan espectaculares de los paisajes naturales.

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