Durante más de 2.000 años, los gatos domésticos y salvajes se han evitado mutuamente. Aunque tienen una ascendencia común y pueden producir descendencia, durante siglos ha sido poco común que se cruzaran. Pero desde mediados del siglo XX, esta tendencia está cambiando y cada vez hay más híbridos de gato montés y doméstico.

Un estudio reciente ha examinado las tasas de hibridación entre el gato montés (Felis silvestris) y el gato doméstico (Felis silvestris catus) a lo largo de los últimos 8.500 años. Lo que han descubierto es que, en los últimos dos milenios, dicha tasa ha oscilado entre un 0 y un 14%; pero que a partir de la década de 1960 se observa un progresivo incremento de individuos cruzados.

Los investigadores atribuyen este cambio de tendencia a la pérdida, fragmentación y degradación del hábitat del gato montés, lo cual hace más difícil que encuentren pareja y tengan que recurrir a aparearse con gatos domésticos. Los científicos alertan que esta hibridación, sumada a otras amenazas que se ciernen sobre la especie salvaje, puede conducir a la extinción silenciosa de este felino que ha habitado los bosques durante miles de años.

Qué diferencia al gato montés y al doméstico

El gato montés (Felis silvestris) no debe confundirse con un gato doméstico asilvestrado (Felis silvestris catus), ya que se trata de linajes distintos. El doméstico está considerado una subespecie del gato montés africano. Por otra parte, conviene aclarar que no hay un consenso acerca de si las distintas variantes geográficas de gato montés deben considerarse como subespecies de Felis silvestris o como especies distintas. El gato montés europeo (Felis silvestris silvestris o simplemente Felis silvestris) es grande, musculoso y de pelaje tupido, mientras que el africano (Felis silvestris lybica o Felis lybica a secas) es más esbelto y de pelaje más corto.

Aunque tengan un aspecto parecido, el gato montés es un animal salvaje con un comportamiento bastante diferente del de su pariente doméstico: es más agresivo y territorial, un rasgo que históricamente ha evitado que se hibridaran en grandes números aunque genéticamente puedan hacerlo sin problema. Cuando ocurren cruces entre ambas subespecies, generalmente es en entornos rurales o cerca de áreas boscosas, donde ambos tienen acceso y no hay barreras naturales que los separen.

Gatos cada vez más domésticos

El estudio, publicado en la revista Current Biology, ha sido realizado por investigadores de las universades de Bristol, Oxford y Múnich, y por la Real Sociedad Zoológica de Escocia. Han examinado muestras de ADN de 258 gatos encontrados en 85 yacimientos arqueológicos de entre 8.000 y 100 años de antigüedad. A continuación, los han comparado con muestras extraídas de 48 gatos monteses y domésticos modernos.

Los resultados muestran que, si bien los gatos domésticos y las diferentes subespecies de gato montés se han mezclado en el pasado, históricamente esta hibridación no superaba el 14%: esto significa que los gatos domésticos actuales tienen un cierto porcentaje de ADN de gato montés, señal de que los machos de esta especie ocasionalmente se apareaban con gatas de la especie doméstica.

La hibridación entre ambos, al tratarse de especies tan cercanas, ha sido lo bastante baja a lo largo del tiempo como para que no afectase de manera significativa a ninguna de las dos especies. Sin embargo, el estudio muestra algunas variables interesantes. La primera es que este porcentaje de ADN de ancestros salvajes europeos es ligeramente mayor en entornos aislados, como Gran Bretaña e Irlanda, que en la Europa continental.

Otra variable es que el porcentaje de hibridación ha disminuido a lo largo del tiempo en el caso del gato doméstico, pero en cambio ha aumentado en la población de gato montés: esto significa que, mientras los gatos domésticos son cada vez menos salvajes, los monteses son cada vez más domésticos. Los investigadores han observado que este cambio, en el caso del gato montés, se agudiza a partir de la década de 1960.

Las consecuencias de la hibridación

Esta hibridación limitada, históricamente, ha tenido efectos positivos en la población de gato montés, ya que introducía nuevos genes. Debido a la coexistencia de ambas especies en entornos rurales, esto era una ventaja ya que les proporcionaba una mejor inmunidad frente a las enfermedades que pudieran transmitirse mutuamente.

Sin embargo, si este porcentaje sigue aumentando, existe la posibilidad de que toda la población de gato montés acabe siendo sustituida por animales híbridos, especialmente en entornos aislados como pueden ser las Islas Británicas. “No sólo corremos el riesgo de perder una especie de Gran Bretaña, sino que potencialmente la estamos reemplazando con gatos domésticos híbridos y salvajes que pueden no estar tan bien adaptados y no desempeñar el mismo papel ecológico en su hábitat”, afirma Jo Howard-McCombe, coautora del estudio.

El motivo de este incremento en la hibridación se debe al deterioro y fragmentación de los hábitats del gato montés, lo cual hace cada vez más difícil que encuentren una pareja de su misma especie. “Si tienes una población de gatos monteses que está siendo completamente erradicada, los que quedan querrán aparearse con algo, y si lo único que queda son gatos domésticos, probablemente eso es lo que elegirán”, añade el profesor Greger Larson de la Universidad de Oxford, otro de los autores del estudio.

Los investigadores advierten que, si la tendencia continúa y no se toman medidas, la consecuencia a largo plazo podría ser la desaparición de los gatos monteses europeos de Escocia y otras zonas. Hoy en día, se cree que ningún gato montés escocés está completamente libre de ascendencia felina doméstica, pero los descendientes de un programa de cría en cautiverio iniciado por la Real Sociedad Zoológica de Escocia durante la década de 1960 son lo más parecido a una raza pura.

Diecinueve de estos gatos monteses fueron liberados recientemente en un bosque de las Tierras Altas de Escocia, en la primera fase de un proyecto para rescatar a la especie. Siempre que estos gatos criados en cautiverio tengan un área silvestre lo suficientemente grande para establecerse y reproducirse, en la medida de lo posible, se debe evitar que entren en contacto con gatos domésticos: para aumentar sus posibilidades, Jo Howard-McCombe aconseja a los dueños de gatos locales que esterilicen a sus mascotas y las vacunen contra enfermedades comunes.

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