En una revolución para la genética y la arqueología, investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y la Universidad de Harvard han desarrollado una herramienta computacional, denominada “ancIBD”, capaz de rastrear parentescos en genomas de humanos antiguos.

Este avance permite reconstruir relaciones familiares hasta el sexto grado en individuos que vivieron hace miles de años, un logro que trasciende las barreras del tiempo y la degradación del ADN.

 

Un puente entre el pasado y el presente

Los genomas antiguos, a menudo fragmentados y deteriorados, presentan un desafío monumental para los investigadores. Sin embargo, la nueva técnica se basa en identificar segmentos de ADN IBD (“Identidad por Descendencia”), comunes entre parientes. Estos segmentos, preservados a lo largo de generaciones, son claves para desentrañar lazos familiares remotos.

El estudio, liderado por Yilei Huang del Instituto Max Planck, empleó este método en una base de datos de 4.248 genomas antiguos de toda Eurasia, abarcando los últimos 50.000 años. Los resultados han sido sorprendentes: se identificaron cientos de pares de parientes no detectados previamente, revelando patrones de movilidad y migración en culturas antiguas. 

Entre los casos más destacados se encuentra el de dos nómadas de la Edad del Bronce Temprano en Asia Central, parientes de quinto grado, enterrados a 1.500 kilómetros de distancia.

Tejiendo la historia genética de culturas antiguas

Más allá de detectar parentescos directos, “ancIBD” ha permitido a los científicos rastrear conexiones genéticas entre grupos culturales distantes. Por ejemplo, se ha descubierto una relación estrecha entre los primeros europeos de la cultura arqueológica Corded Ware y los pastores ‘Yamnaya’ de la estepa del Póntico-Caspio. Este vínculo indica un intercambio genético significativo y un cuello de botella poblacional reciente.

Además, se observó una alta coincidencia de segmentos IBD entre individuos de la cultura Corded Ware y aquellos de la cultura Globular Amphora de Europa del Este, quienes aún no poseían ascendencia esteparia. Estos hallazgos sugieren un impacto demográfico temprano y relevante en la mezcla genética que dio origen a diversos grupos de la cultura Corded Ware.

Un horizonte expandido en el estudio del pasado humano

Este estudio no solo amplía nuestra comprensión de las dinámicas poblacionales en la historia antigua, sino que también abre nuevas posibilidades para estudios futuros. La herramienta “ancIBD” se posiciona como un puente entre la genética y la arqueología, permitiendo reconstruir con mayor precisión la historia de la humanidad y sus migraciones a lo largo de miles de años. 

Este tipo de investigaciones, al entrelazar ADN antiguo y nuevas técnicas computacionales, prometen seguir revelando secretos de nuestro pasado colectivo, transformando la manera en que entendemos nuestras raíces y conexiones a través del tiempo.

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