La historia de Lise Meitner puede ejemplificar la de decenas de mujeres que a lo largo de la historia han tenido que luchar contra las circunstancias de su época para hacerse un hueco en su profesión. Nacida en Viena el 7 de noviembre de 1878 en el seno de una acomodada familia judía, cuentan los testimonios que una joven Meitner ya se interesó por las matemáticas y la física a la temprana edad de 8 años.

La juventud de la física se desarrolló en una época marcada por que el acceso tanto a la educación secundaria -en las escuelas llamadas Gymnasium-como a la educación superior, estaba restringida a los varones. Esta fue la razón por la que Meitnet tuvo que cursar sus primeros estudios en una escuela municipal de menor rango, la Bürgerschule, para luego preparar el examen de acceso a la universidad –Matura– por libre.

En julio del año 1901y tras abordar 8 años de educación en solo 2 gracias a las clases particulares pagadas por sus padres, se presentó al examen de acceso a la Universidad de Viena. Solo aprobaron 4 de las 14 mujeres que se presentaron, entre ellas Meitner y la hija del físico Ludwig Boltzmann, tras lo cual, el mismo año, la científica daría los primeros pasos de una carrera científica ejemplar matriculándose en matemáticas y física en la Universidad de Viena. En el año 1905, presenta su tesis titulada Examen de la Fórmula de Maxwell, la cual fue aprobada el mismo día por Franz S. Exner y el propio Ludwig Boltzmann quien impartía varias de las materias que Meitner cursaría en la universidad. Tan solo al año siguiente, en 1906, Meitner se convirtió en la segunda mujer que obtenía el título de Doctora en Física en la Universidad de Viena, con una tesis sobre la conducción del calor en cuerpos no homogéneos.

Tras doctorarse, en 1907, Meitner presentó una solicitud para trabajar con Marie Curie en París, tras cuya negativa dedicó las tardes a trabajar en el Instituto de Física Teórica de su ciudad natal, mientras que por las mañanas se ocupaba en dar clases como profesora en una escuela para chicas. Sin embargo, la científica pronto se cansaría de la enseñanza por lo que pidió ayuda a sus padres para mudarse a Berlín y asistir a las clases impartidas por el físico galardonado con el Premio Nobel de Física en 1918, Max Planck, quien pese a que por aquel entonces el acceso a las universidades prusianas se encontraba restringido a las mujeres, permitió a Meitner asistir a sus clases.

Durante su estancia en Berlín trabajaría por las tardes en el Instituto de Física Experimental, donde conocería al químico alemán Otto Hahn, con quien entablaría una relación de amistad y profesional durante más de 30 años. Tras trabajar juntos en varios proyectos, en 1912 ambos se trasladaron al recién fundado Instituto Kaiser Wilhelm de química, donde Hahn continuó trabajando por un sueldo de 5.000 marcos anuales, mientras Meitner tuvo que hacerlo gratis hasta que Max Planck la contrató como asistenta en su laboratorio, convirtiéndose en la primera mujer asistente en Prusia, aunque este fuera el rango más bajo en la jerarquía científica.

Al igual que para otras científicas de la época, la Primera Guerra Mundial alteraría los planes de Meitner, quien en 1915 se unió a la armada austriaca como técnico-enfermera de rayos X en el Departamento de Radiología de un hospital austriaco. Tras la guerra, en 1917, regresa a las Sociedad Kaiser Wilhelm, esta vez ascendida a directora de su propio departamento de física, y solo un año después, en 1918, junto Hahn, fueron de los primeros en aislar el isótopo protactinio.

En 1922 se convirtió en profesora de Física Nuclear Experimental en la Universidad de Berlín, la primera profesora de Física en Alemania, y ocupó este puesto desde 1926 hasta 1933. A finales de 1938 tuvo que abandonar Alemania, forzada por las Leyes de Núremberg del Gobierno de la Alemania Nacionalsocialista, y se unió al personal de investigación atómica del Instituto de Manne Siegbahn de la Universidad de Estocolmo, en donde estableció contacto con su sobrino, Otto Robert Frisch, quien algunos años más tarde diseñaría el primer mecanismo de detonación de una bomba nuclear.

Junto a Hahn y el químico alemán Fritz Strassmann, Meitner produjo el primer modelo de fisión nuclear de la historia, modelo que habría resultado fallido de no haber sido por la correcta interpretación de la científica. Un año más tarde, Hahn publicó su trabajo omitiendo el nombre de Meitner alegando que el régimen nazi no le habría dejado incluir una autora judía, trabajo por el que en el año 1944 recibió el premio Nobel de Química. También fue la propia Meitner quien sugirió la posibilidad de la reacción en cadena atómica, la cual sentaba las bases para el posterior desarrollo de la bomba nuclear. De hecho, Meitner fue una de las pocas mujeres invitadas a participar Proyecto Manhattan, oferta que declinó oponiéndose al desarrollo y empleo de armas nucleares.

En la etapa final de su vida Meitner se naturalizó ciudadana sueca en 1949, pero no se jubilaría hasta el año 1960, en el que se trasladó a vivir al Reino Unido junto a la mayor parte de su familia. Fallecería 8 años después en Cambridge, un 27 de octubre, tras una vida de descubrimientos que posiblemente cambiaron el rumbo de la historia y de la ciencia pero que por los cuales no recibió un digno reconocimiento hasta dos años antes de su fallecimiento, cuando en 1966 fue reconocida con el Premio Enrico Fermi. En su honor se nombró «meitnerio» al elemento químico 109 de la tabla periódica, sintetizado por primera vez el 29 de agosto de 1982 por Peter Armbruster y Gottfried Münzenberg.

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