El ser humano todavía no ha logrado comprender el 95% del universo, y esto se debe a que ese porcentaje es el que representa la materia oscura: aquella que está compuesta por partículas que no absorben, reflejan, o emiten luz y que, por lo tanto, es prácticamente invisible. Su abundante presencia, sin embargo, causa cambios sutiles en la apariencia y los movimientos de las cosas que podemos ver. 

En ese intento constante y tan humano de saciar la curiosidad, ya han surgido proyectos en las diversas agencias espaciales para buscar respuestas a esta construcción cosmológica. Euclid, operado por la ESA con la colaboración de la NASA, es uno de ellos.

Gracias a su tecnología punta proporcionada por 300 institutos de 13 países europeos, la nave consiguió ponerse en órbita el pasado julio de 2023 y ahora nos ofrece unas primeras imágenes espectaculares que revelan nuevos detalles sobre nuestro universo. «Son aún más hermosos y nítidos de lo que podríamos haber esperado, y nos muestran muchas características nunca antes vistas en áreas conocidas del Universo cercano», explica René Laureijs, científico del proyecto Euclid de la ESA, en el comunicado oficial.

La misión Euclid todavía se encuentra en fase de prueba y calibración, pero planea comenzar unas observaciones rutinarias a partir de 2024. Se prevé que, en un plazo de seis años, la nave consiga enviar información una vez al año de un tercio del cielo con una precisión y sensibilidad sin precedentes, lo que permitirá a los expertos continuar explorando y estudiando la materia oscura, «uno de los mayores misterios de la física moderna», indica Carole Mundell, directora científica de la ESA.

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