En una serie de experimentos que podrían arrojar luz sobre el origen de la conciencia y ofrecer pistas para el tratamiento de trastornos neurológicos, un grupo de investigadores ha estado estudiando los efectos de los psicodélicos y las anfetaminas en la actividad cerebral de ratas. 

 

Este trabajo se ha llevado a cabo en la Universidad de Lund, donde el equipo ha pasado siete años probando drogas como el LSD y la ketamina en roedores. Posteriormente, monitorearon la actividad de las neuronas en distintas partes de sus cerebros mientras realizaban actividades básicas, como moverse en un recinto, y comparan esta actividad con la que presentan cuando realizan los mismos ejercicios sin la influencia de las drogas.

DROGAS ENTEÓGENAS

La ketamina, conocida como una droga recreativa y también como tranquilizante para caballos y gatos, y el LSD (dietilamida del ácido lisérgico), que se convirtió en la droga predilecta de la contracultura de los años 60, son algunas de las sustancias estudiadas.

Mediante el uso de electrodos insertados en los cerebros de las ratas bajo anestesia y el monitoreo de señales eléctricas provenientes de 128 áreas en los cerebros de estos mamíferos despiertos, los investigadores observaron una sincronización en las neuronas de varias áreas diferentes del cerebro.

Per Halje, investigador en neurofisiología integrativa en la Universidad de Lund, sugiere que estas sincronizaciones podrían estar perturbando la forma normal en que diferentes partes del cerebro se comunican entre sí, lo que podría ser fundamental para proporcionar modelos de psicosis.

DISOLUCIÓN DEL EGO

Además, la investigación podría proporcionar pistas sobre el lugar donde comienza la conciencia en el cerebro, un aspecto de especial relevancia en el desarrollo de la inteligencia artificial. Aunque es una idea pionera, no es la primera vez que se explora. Por ejemplo, en un estudio de 2021, un grupo de 20 voluntarios sanos se sometieron a escáneres cerebrales en dos sesiones separadas, con quince días de diferencia.

En una de las sesiones, los participantes tomaron un placebo antes de ingresar al escáner fMRI, mientras que en la otra se les administró una dosis activa de LSD.

Al analizar los datos de ambas sesiones, los investigadores descubrieron que el LSD desvincula la conectividad funcional de las restricciones de la conectividad estructural, modificando simultáneamente la manera en que el cerebro regula el delicado equilibrio entre la integración y segregación de la información. Específicamente, la emblemática sensación de ‘disolución del ego’ provocada por el LSD se asocia con una reestructuración de las redes cerebrales en un estado de elevada integración global.

Este alterado estado de conciencia inducido por la droga podría interpretarse como un incremento inusual en la complejidad funcional del cerebro. Los resultados evidencian momentos donde el cerebro exhibe patrones predominantemente segregados de conectividad funcional.

Mientras ocurre este proceso, el cerebro humano no solo debe integrar la información en una forma de comprensión amalgamada, sino también segregar dicha información, manteniendo separadas distintas corrientes sensoriales, de modo que puedan ser procesadas por sistemas neuronales específicos.

En términos más sencillos, la ‘disolución del ego’ experimentada durante un viaje psicodélico podría ser la manifestación subjetiva del cerebro al incrementar su dinámica de segregación, desvinculando la estructura cerebral de su funcionamiento. Esto se traduce en su habilidad para integrar y amalgamar flujos separados de información en una entidad unificada.

Esta dinámica, la interacción entre la integración y segregación en el cerebro, es influenciada por las drogas psicodélicas. Con el progreso de la tecnología de imágenes cerebrales, ahora es posible observar los cambios que ocurren cuando nuestra conectividad funcional habitual se ve alterada. Lo que, quizá algún día, nos permitirá entender mejor cómo funciona la conciencia, e incluso qué es. 

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