Es una historia bastante conocida que, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en Alemania reinaba el régimen nazi, el gobierno hitleriano impidió a sus científicos galardonados con el Nobel aceptar el premio hasta en tres ocasiones. Sin embargo, ¿sabías que hubo otras tres personalidades, no científicas y no alemanas, que se negaron también a aceptar los honores que conlleva el Premio Nobel?

Dos de ellos ocurrieron en la categoría del Nobel de Literatura, mientras que la otra en la del Nobel de la Paz y, aunque parezca una locura, solo en uno de los casos estuvo involucrada la presión política, pues para los otros dos intelectuales, era su ideología la que le impedía aceptar el galardón. Estamos hablando del filósofo y escritor Jean Paul Sartre, el militante y revolucionario vietnamita Le Duc Tho y el novelista y poeta ruso Boris Pasternak.

JEAN PAUL SARTRE

Filósofo y novelista francés, Sartre se identifica como el autor de los clásicos La náusea (1938), Las moscas (1943) o Crítica de la razón dialéctica (1960). Sus textos, novelísticos y literarios, aportaban una visión filosófica que los hacía únicos, colaborando así a dotar al autor de una gran reputación dentro del ambiente de la literatura y el pensamiento ético e ideológico. Sin embargo, también él conocía su fama y sus capacidades, por lo que era consciente de que el Nobel podía llegarle en cualquier momento.

Por lo tanto, firme ante la decisión de que no quería recibir esa clase de premio, decidió anticiparse a la Academia Sueca y, en octubre de 1964, envió una carta pidiendo que no lo incluyeran entre los ganadores. En este escrito alegaba que, para él, el contacto entre el hombre y la cultura debía ser directo y no mediado por ningún tipo de institución. Además, se mantenía firme ante la idea de que, aceptando el premio, perdería su categoría de filósofo.

Lamentablemente, su carta llegó con retraso, por lo que ese mismo año la Academia Sueca lo nombró ganador del Nobel de Literatura de 1964, inconscientes de la decisión de Sartre de rechazarlo. Tal y como había adelantado, el autor se negó a recibir el premio dejando la categoría sin galardonado ese año. Sin embargo, años después se desveló que, a pesar de no aceptar el título público, Jean Paul Sartre sí exigió el dinero del Nobel.

LE DUC THO

Revolucionario, militar y político vietnamita, Le Duc Tho fue un personaje fundamental durante el conflicto bélico en Vietnam. En su juventud, fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Indochina, además de cabecilla en la insurrección comunista contra el gobierno de Vietnam del Sur.

A partir de 1960, el conflicto entre guerrilleros nacionalistas y comunistas en Vietnam del Sur, con el apoyo activo de Vietnam del Norte, dio comienzo a la famosa Guerra de Vietnam. Sin embargo, el conflicto creció en 1964, cuando Estados Unidos intervino, dando lugar al periodo bélico tan conocido hoy en día. En este contexto, Le Duc Tho y el secretario de los Estados Unidos, Henry Kissinger, comenzaron unas reuniones secretas alrededor de febrero de 1970, que se extendieron durante tres años, pero que permitieron alcanzar un alto al fuego, por fin, en enero de 1973.

Con el objetivo de reconocer el mérito de poner fin al conflicto y de firmar el acuerdo de paz entre las naciones, el Comité del Nobel decidió homenajear con el Nobel de la Paz de 1973 a los dos líderes involucrados. Sin embargo, mientras que Kissinger aceptó el premio, Le Duc Tho lo rechazó, alegando que, pese al acuerdo firmado, en su país seguía sin reinar la paz.

BORIS PASTERNAK

Por otro lado, el caso del rechazo al Nobel del poeta y novelista ruso Boris Pasternak es muy diferente al resto, pues las razones están directamente relacionadas con la presión del gobierno soviético. Pasternak fue nominado al Nobel debido a sus logros en la poesía lírica contemporánea, especialmente los que llegaron a raíz de su obra más famosa: Doctor Zhivago. Se trataba de una novela ambientada en Rusia que englobaba un marco temporal entre la Revolución Socialista de 1905 y la Segunda Guerra Mundial.

La publicación de esa pieza literaria tuvo dos consecuencias de vital importancia. Por un lado, lo colocó en el punto de mira del gobierno ruso, el cual tomó la decisión de prohibir su obra en todo el territorio soviético. Por otro, le valió para ser ganador del Premio Nobel de Literatura de 1958.

En un primer momento, Pasternak se mostró de lo más emocionado y orgulloso ante el premio, plasmando esos sentimientos en una carta que envió a la Academia Sueca para agradecerles el haberle concedido ese honor. Sin embargo, tan solo unos días después, rechazaba el premio como resultado de la fuerte presión del gobierno estalinista a desterrarlo. Lo comunicaba, una vez más, a través de una carta: “Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido. Por favor, no tomen esto a mal”.

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