Es famosa la frase “si tuviera que escoger un sonido universal para la paz, votaría por el ronroneo”. Nos gusta pensar que nuestros gatos ronronean porque están felices o se sienten bien. Sin embargo, un reciente estudio puede poner en duda esta teoría, al menos en parte: como mínimo, viene a demostrar que el ronroneo puede producirse sin un estímulo emocional y sin que intervenga el sistema nervioso.

¿Cómo se produce el ronroneo?

El ronroneo se produce por la vibración de una almohadilla situada en la laringe de los gatos y otros animales. Durante mucho tiempo se ha pensado que esta vibración se debía a la contracción de los músculos y que por lo tanto requería un impulso neurológico, sosteniendo la teoría de que el ronroneo es una acción voluntaria y que, en consecuencia, está asociado a las emociones.

Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que dicha vibración se puede producir también de forma pasiva, gracias al aire que pasa a través de la laringe al respirar. Esto no debería de resultar tan sorprendente, ya que otros animales como algunas razas de perro e incluso algunas especies salvajes como el gato montés pueden emitir sonidos parecidos al ronroneo, y no necesariamente en situaciones de bienestar.

Aviso para lectores sensibles: el método con el que lo han comprobado puede sonar un tanto macabro. Han usado laringes extirpadas de cuerpos de gatos fallecidos, a las que han suministrado aire caliente de forma similar al que entra en los pulmones durante la respiración; así, se ha reproducido una fonación de baja frecuencia similar a un ronroneo.

¿Por qué ronronean los gatos?

Los investigadores aclaran que esto no significa que los gatos no ronroneen activamente, simplemente que este sonido también puede producirse de forma pasiva sin que haya una activación nerviosa. Por lo tanto, sí, los gatos pueden ronronear por estar contentos u otras razones ligadas a una situación de confort, pero no siempre tiene que ser así. De hecho, puede ser una acción en parte involuntaria.

La hipótesis de los investigadores es que el ronroneo inducido por estímulos neurológicos se produce, precisamente, aprovechando este mecanismo pasivo del que ya dispone su laringe: así, el impulso nervioso estimularía la almohadilla a una frecuencia que aprovecharía la capacidad de esta para vibrar. Señalan que “este sistema activo/pasivo combinado también puede proporcionar beneficios energéticos, porque accionar un resonador mecánico en o cerca de su frecuencia resonante es presumiblemente mucho más eficiente que accionar un sistema no resonante”.

La pregunta de por qué ronronean los gatos podría responderse, pues, señalando que una situación de bienestar puede propiciar la relajación de la laringe de forma que facilite la resonancia que produce el ronroneo. Así pues, este sonido no sería tanto una acción voluntaria – al menos, no totalmente – cuanto una consecuencia de una situación en la que se sienten relajados. En cierto modo, quienes tengan gato pueden estar tranquilos pensando que, al fin y al cabo, su ronroneo sí es un signo de felicidad.

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