El zampullín es un ave acuática bastante común en los humedales, la cual es posible observar con relativa facilidad. Se reconoce por su forma compacta, pero lo que siempre llama la atención de esta ave es su constante movimiento y cómo cuando se zambulle en el agua, desaparece de la vista y aparece unos metros más adelante.

Para fotografiar esta especie y las demás aves acuáticas que le acompañan hay que ser muy conscientes del medio en el que viven. En esta ocasión, para la toma de esta imagen hemos utilizado una herramienta conocida por los fotógrafos de aves, el hidrohide, un escondite acuático, en una sesión con Manuel Montero en Extremadura, en una zona llena de aves acuáticas.

Elhidrohidees un escondite móvil con el que las aves no son conscientes de tu presencia, o si lo hacen, no te ven como una amenaza, y te dejan acercarte a ellas sin molestarles en lo más mínimo.

Consta de una base que flota, a la que se engancha la cámara y la lente por medio de un gimbal, una rótula especial para grandes lentes. El fotógrafo va apoyado en esa base, cubierto por una tela mimetizada. La lente se saca por un agujero de la tela y, con el cuerpo metido en el agua, se avanza con los pies hacia donde se sitúan los sujetos a fotografiar y la mejor luz.

La clave, una vez más, como en casi todas las disciplinas fotográficas, es el punto de vista. La perspectiva es el 90% de esta imagen, te acercas al individuo en su hábitat, metido en el agua pero fotografiando al ras desde la superficie. Esto hace que el resultado de la fotografía sea impactante: la luz del amanecer se refleja en el agua y los colores del fondo son espectaculares.

Como en muchas de las imágenes que se toman de la fauna en su hábitat, esta fue realizada con un teleobjetivo, en este caso un 400 mm, pero podría haberse tomado con un 500 mm, 600 mm, 800 mm, lo que te permite acercarte más o menos al protagonista para conseguir el resultado deseado. Con estas focales se consigue este fondo tan atractivo, sumado a un diafragma totalmente abierto, en este caso a f/4.

Los datos de la toma son: ISO 640; f/4; 1/1250 seg; prioridad de apertura. Sony A1; Sony FE 400 mm F2.8 GM OSS; 1,4x Teleconvertidor; a 560 mm en 35 mm.

Con un ISO 640, con prioridad de apertura, obtenemos una velocidad de obturación de 1/1250 segundos, lo suficientemente rápido como para congelar la imagen y que no salga trepidada. En este caso se ha tenido en cuenta el movimiento del agua, había un poco de viento, nuestro propio movimiento dentro del hide y la respiración.

Además, un dato importante es que para meter dentro del encuadre al zampullín, el cual no para de bucear y cambiar de sitio, se ha tirado en ráfaga, por lo que muchas imágenes estarán cortadas, pero una de ellas será la elegida.

En estas condiciones, la medición de la exposición tiene que ser perfecta. Se utiliza una compensación +1/3 para levantar las sombras del zampullin, sin quemar los brillos del agua de su plumaje, manteniendo la luz ideal del fondo y del agua.

En la composición se ha dejado aire por la derecha, hacia donde mira el zampullín, para que respire la imagen, y la onda que hace el movimiento del agua te dirige a través de la fotografía. En el posprocesado se hace una leve corrección de los niveles básicos, contraste, brillo e intensidad.

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