La vaquita marina (Phocoena sinus), conocida por ser el cetáceo más pequeño del mundo, está en grave riesgo de extinción. Así lo ha alertado la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en la primera ‘alerta de extinción’ que emite en su historia, la cual ya ha tenido eco en organizaciones ambientalistas como WWF México

Este mamífero marino, que solamente mide entre 1,2 y 1,5 metros de longitud, tiende a enredarse en las redes de enmalle usadas por pescadores furtivos en el Golfo de California, México, de donde la especie es autóctona. Allí terminan muriendo, atoradas en un tipo de red de pesca cuyo uso ya fue declarado ilegal dentro del hábitat de las vaquitas por el Gobierno de México. 

Aun así, esta restricción no siempre se está cumpliendo y esto supone un grave problema para la supervivencia de esta marsopa. Actualmente solo se tiene constancia de la existencia de entre 10 y 13 ejemplares en libertad, todos ellos concentrados en el norte del golfo. 

ESPECIE PROTEGIDA DESDE 1997

La preocupación por la población de vaquitas marinas no es un problema de hoy aunque la CBI haya emitido formalmente su primera alerta de extinción ahora.

De hecho, WWF puso en marcha iniciativas para su conservación hace más de dos décadas, colaborando con el Gobierno de México y otras autoridades y asociaciones locales con el objetivo principal de regular los métodos de pesca de la zona. 

Por entonces, el estado de conservación de este animal era mucho menos alarmante de lo que es ahora: en 1997 se estimaba que la población de vaquitas en el Golfo de México era de más de 500 ejemplares. La evolución de estos números no ha sido nada optimista, ya que para 2015 la cantidad de ejemplares se había reducido a 59, y finalmente a alrededor de 13 en 2023. 

Un estudio realizado por biólogos evolutivos, publicado en la revista Science, indica que la pesca ilegal es la mayor amenaza para la vaquita, ya que este animal cuenta con las condiciones genéticas ideales para la potencial recuperación de su especie en la naturaleza. Además, se reproducen de forma activa. 

Tristemente, a pesar de estos esfuerzos, la especie ya representa la última adición a una larga lista de animales en peligro de extinción

hay motivos para ser optimistas

Este mismo año los expertos detectaron la presencia de dos ejemplares muy jóvenes entre el grupo de vaquitas durante una de sus expediciones de observación de la especie. 

Este hallazgo ofrece una perspectiva más optimista a su potencial conservación porque, según indica la Comisión Ballenera Internacional, el hecho de que sigan reproduciéndose significa que los ejemplares están sanos y todavía estaríamos a tiempo de evitar que la vaquita realmente se extinga. 

Para que esto sea así se deberán tomar de inmediato serias medidas de prevención, empezando por asegurar la retirada del mar de todas las redes de enmalle y vigilar que no se produzca más pesca furtiva. 

Algunas organizaciones expertas en conservación medioambiental todavía son escépticas a las vías de acción establecidas por las autoridades mexicanas, aludiendo a su baja efectividad en el pasado. Este es el caso, por ejemplo, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), que ha estudiado en profundidad las propuestas de conservación de las administraciones en el tema de la vaquita marina. 

La alerta emitida por la Comisión Ballenera Internacional es, por tanto, un claro llamado a la acción que tiene que ser respaldado ipso facto tanto a nivel local como global. 

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