En esta imagen del 5 abril de 2016, tomada por el satélite Sentinel-2 de la ESA podemos observar cómo los grandes fragmentos de hielo de lago Alakol, en Kazajistán, flotan sobre su superficie.

Esta masa de agua permanece congelada durante los dos últimos meses de invierno, fundiéndose y resquebrajándose a principios de primavera. Sus aguas, ricas en lodos y minerales son consideradas un estupendo remedio terapéutico por miles de turistas que acuden cada año a su orilla norte con el fin de remediar o, al menos, encontrar alivio para diversas enfermedades en la piel.

Como podemos apreciar en la imagen, el lago se difumina en una gran variedad de tonalidades de verde y azul, lo que depende de los sedimentos que arriban a él procedentes de los ríos y arroyos cercanos, de su profundidad y de la cantidad de fitoplancton presente en el agua. Es por ello que recibe su nombre, Alakol, que en kazajo significa “lago multicolor”.

En sus inmediaciones, al noreste, encontramos otros dos lagos de menor tamaño que reciben los nombres de Kosharkol y Sasykkol. Se trata de un sistema de lagos interconectados que cuenta con las denominaciones de Humedal Ramsar de Importancia Internacional y Reserva de la Biosfera de la UNESCO y que supone una importante parada migratoria y área de nidificación para una gran variedad de aves acuáticas como el pelícano dálmata –Pelecanus crespus- y el flamenco mayor (Phoenicopterus roseus).

Facebook Comments