Además de ser visualmente fascinante, la simetría iridiscente de este pulpo manta juega un papel clave en el éxito estos cefalópodos como depredadores. Cuatro especies de pulpos de manta (género Tremoctopus ) vagan por los mares tropicales y subtropicales del Golfo de México, el Océano Índico, la Gran Barrera de Coral y el mar Mediterráneo, en busca de peces y crustáceos para comer.

La mayoría de las observaciones de estos pulpos manta proceden de hembras como la de esta imagen, tomada en Filipinas. Las hembras pueden crecer hasta los 3 metros de largo y pueden llegar a ser más de 40.000 veces más grandes que los machos, de apenas el tamaño de una nuez.

Las hembras también lucen una característica «manta» carnosa sobre sus tentáculos, lo que las hace parecer aún más grandes. Si se siente amenazada, una hembra puede deshacerse de su manta en un instante para distraer a su depredador y escapar, y luego hacer crecer una nueva. También arrojará tinta y cambiará de color. 

Sin embargo, lo que realmente distingue a estos cefalópodos es su fascinante y único método de caza: debido a que los pulpos manta son inmunes a las toxinas de las medusas, normalmente arrancan un brazo a una medusa (incluso a una carabela portuguesa, Physalia physalis, una de las más peligrosas), y luego emplean el apéndice cortado como arma para aturdir a la presa.

Fotografía finalista en la categoría: Acuatic Life del certamen de fotografía de Naturaleza The BigPicture, organizado por la Academia de las Ciencias de California. 

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