Para celebrar la finalización de un exitoso primer año de observaciones científicas, el equipo de Telescopio Espacial James Webb acaba de compartir esta la semana la impresionante imagen de una pequeña región de formación de estrellas en el complejo de nubes Rho Ophiuchi.

La nueva captura del Webb muestra la región de formación de estrellas más cercana a nosotros. Su gran proximidad proximidad, situada tan solo a 390 años luz, permite un primer plano muy detallado sin estrellas en el espacio intermedio.

Esta región región del firmamento contiene aproximadamente 50 estrellas jóvenes, todas ellas de masa similar al Sol o más pequeñas. Las áreas más oscuras corresponden con las zonas más densas, donde un polvo espeso envuelve a las protoestrellas en formación.

Dos enormes chorros bipolares y horizontales rojos de hidrógeno molecular dominan la imagen en su tercio superior y verticalmente a la derecha. Estos jets se producen cuando, aun cubierta por su envoltura natal de polvo cósmico, una estrella estalla por primera vez, expulsando un par de chorros opuestos al espacio.

En contraste, la estrella S1 ha tallado una cueva de polvo brillante en la mitad inferior de la imagen. Se trata de la única estrella en la imagen que es significativamente más masiva que el Sol.

Algunas de las estrellas observadas en la fotografía muestran también sombras reveladoras que indican discos protoplanetarios, es decir, futuros sistemas planetarios potenciales en formación.

Desde su primera imagen de campo profundo presentada en julio de 2022, Webb ha cumplido su promesa de mostrarnos el Universo con más detalle que nunca. Más allá de las impresionantes imágenes infrarrojas, lo que realmente entusiasma a los científicos son los espectros nítidos del telescopio y la información detallada que los instrumentos espectroscópicos de este pueden extraer de la luz.

De hecho, los espectros capturados por Webb han confirmado las distancias de algunas de las galaxias más lejanas jamás observadas y descubierto los primeros y más distantes agujeros negros supermasivos; han identificado las composiciones de las atmósferas de planetas -o la falta de ellas- con más detalle que nunca y han deducido qué tipos de atmósferas pueden existir en los exoplanetas rocosos por primera vez. También ha revelado la composición química de viveros estelares y discos protoplanetarios, detectado agua, moléculas que contienen carbono orgánico y arrojado luz sobre diversos fenómenos. 

Así, las observaciones del Webb ya han proporcionado cientos de artículos científicos que responden a las preguntas de más larga data en el campo de la astronomía y planteado otras nuevas que abordar en el futuro. 

Un año después, la misión científica de Webb apenas acaba de comenzar, pero ya han sido seleccionados los objetivos para su segundo año de observaciones. Toda la ilusión está ahora depositada en tratar, al menos, de igualar un emocionante primer año que superó las expectativas.

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