En el teatro de la política mundial, pocos personajes tan enigmáticos han emergido en los últimos tiempos como Yevgeni Prigozhin, el líder del Grupo Wagner, la organización mercenaria privada más famosa de Rusia. Mientras que algunos ven en Prigozhin a un empresario audaz y resuelto, otros lo ven como un villano, un imprudente que se atrevió a desafiar al mismísimo presidente ruso, Vladimir Putin.

Prigozhin, apodado «el chef de Putin» debido a su pasado en la industria de la restauración, ha sabido cómo cocinar un plato de poder y ambición que ha atraído la atención del mundo entero. Pero ¿quién es este hombre y qué lo condujo a desafiar a Putin, uno de los líderes más poderosos del mundo?

Un cocinero aficionado a Wagner

Nacido en Leningrado (ahora San Petersburgo) en 1961, Prigozhin pasó su juventud entre los recovecos de una Rusia soviética en decadencia. 

Criado por su padrastro, Samuíl Zharkói, un instructor de esquí de fondo, fue admitido en un internado de élite para atletas, donde se graduó en 1977. Sin embargo, su intento de hacer carrera en el deporte no tuvo éxito.

Fue condenado por robo en noviembre de 1979. En 1981, fue condenado a trece años de prisión por una serie de delitos que incluían robo, fraude y la implicación de menores en actividades delictivas, pero recibió un indulto en 1988 y finalmente fue liberado en 1990. En total, pasó nueve años tras las rejas.

De una vida de delincuencia juvenil a la de empresario exitoso, su transformación es una trama que parece sacada de una novela. No en vano, al ser puesto en libertad en 1990, justo cuando la Unión Soviética estaba llegando a su fin, comenzó a trabajar vendiendo hot dogs. En un corto período de cinco años, y después de adquirir una participación en una cadena de supermercados, logró abrir su propio restaurante. 

El restaurante se convirtió en el núcleo de la red de contactos que Prigozhin iría construyendo en los años siguientes, a medida que expandía su negocio. Uno de estos lugares, en particular, fue Isla Nueva, un barco que navegaba por el río Neva y donde el presidente ruso, Vladimir Putin, empezó a llevar a sus invitados.

Finalmente, Prigozhin fue apodado «el chef de Putin» en un reportaje de Associated Press, un título que ganó debido a que sus restaurantes y empresas de servicios de comida eran los encargados de organizar banquetes en los que Putin se reunía con dignatarios de otros países.

La relación de Prigozhin con Putin también le permitió entrar en la arena política y militar, donde su influencia ha crecido de manera significativa. Su cambio radical hacia el negocio militar se materializó con la creación del grupo de mercenarios, que entró en el conocimiento público por primera vez en 2014.

El Grupo Wagner, bajo el liderazgo de Prigozhin, ha estado operando en algunas de las zonas de conflicto más turbulentas del mundo, desde Ucrania hasta Siria, y de Libia a la República Centroafricana. Esta organización mercenaria privada, cuyo nombre hace referencia a Richard Wagner, el compositor favorito de Prigozhin, ha sido una herramienta vital para la realización de los intereses geopolíticos de Rusia.

La creación de trolls de internet

El Ministerio había proporcionado a Prigozhin un terreno en Molkino, en el sur de Rusia, que se convirtió en la primera base de entrenamiento del Grupo Wagner. Desde allí, su relevancia comenzó a crecer. Primero, intervino en apoyo de los separatistas en la región ucraniana de Lugansk, luego se extendió a Siria, donde Rusia actuaba como aliado de Damasco en la guerra civil, y de allí a África.

Sin embargo, además de usar las armas para influir en el concierto geopolítico, el grupo Wagner también realizó operaciones a través de internet. Por ejemplo, ha sido señalado por Estados Unidos como el arquitecto detrás de una sofisticada operación de trolls en internet. Su objetivo, según las acusaciones, era interferir en el proceso electoral estadounidense de 2016.

En particular, se le atribuye la organización de una serie de campañas en las plataformas sociales más populares, como Facebook y Twitter. Estas campañas estaban orientadas a influir en la percepción pública y a fomentar el apoyo hacia el entonces candidato Donald Trump.

La insubordinación

El líder del Grupo Wagner rompió filas con Putin de una manera que nadie esperaba. Las tropas de su organización mercenaria privada se apoderaron de una base militar y avanzaron en convoy hacia la capital de Rusia. 

Sin embargo, esta marcha hacia Moscú, que no solo marcó una escalada drástica en la larga disputa de Prigozhin con el Ministerio de Defensa de Rusia sino que también dejó a Putin enfrentando uno de los desafíos más graves a su autoridad en décadas, fue repentinamente cancelada gracias a un acuerdo aparentemente negociado por el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko.​ ¿Por qué un hombre que lo tenía todo arriesgaría la ira de Putin?

Las respuestas varían. Algunos argumentan que Prigozhin está buscando una forma de inmunidad, de protegerse de cualquier represalia interna o internacional. Otros creen que se está posicionando para un cambio de poder en Rusia, tal vez preparándose para un escenario post-Putin.

El futuro de Prigozhin y su Grupo Wagner sigue siendo incierto. Prigozhin ha cruzado líneas rojas en su relación con el Kremlin, acusando a la cúpula militar rusa de matar a sus combatientes durante un ataque a un campamento de Wagner, algo que el Ministerio de Defensa ruso ha negado. Asimismo, ha declarado que Moscú invadió Ucrania bajo falsos pretextos ideados por el Ministerio de Defensa ruso y que Rusia está perdiendo terreno en el campo de batalla.

Esta situación podría evolucionar de diversas maneras: preservar el nombre de Wagner pero alterar el liderazgo a nivel local, forjar una organización completamente nueva con los mismos objetivos, o establecer una serie de entidades más reducidas. Sin embargo, persiste una incógnita: en ausencia de Prigozhin, ¿quién sería su sucesor?

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