Según un estudio realizado por WorldAtlas, el tenis se encuentra en el cuarto puesto entre los deportes más seguidos en todo el mundo, con más de 1.000 millones de fanáticos. Y no solo eso, sino que, considerando únicamente los deportes individuales, y no los de equipo, toma el número uno en popularidad. Pero no es para menos pues, aparte de transmitir emoción y elegancia y mantener al público en tensión durante todo el partido, se trata de uno de los deportes más antiguos que existen, con orígenes en los mismísimos egipcios.

Para los aficionados de este deporte, esta semana se corresponde con un momento marcado en los calendarios pues la final del torneo de Roland Garros, uno de los cuatro Grand Slam, está a la vuelta de la esquina. Se trata de uno de los mayores torneos del circuito mundial, organizado por la Federación Internacional de Tenis en París, y que acoge a los grandes tenistas del momento en una emocionante pelea por el primer puesto. 

Sin embargo, además de lo que se puede ver a través de las pantallas, los diferentes torneos a los que se enfrentan los tenistas en su recorrido por todo el circuito presentan retos que van más allá de golpear adecuadamente la bola o correr lo suficientemente rápido para devolver una picada. Y es que, ¿sabías que la altura a la que se encuentra la pista afecta al juego de los tenistas? Te lo contamos a continuación.

LA ALTURA DE ROLAND GARROS

Para cualquier deportista, la altura sobre el nivel del mar es un factor importante a la hora de competir. Sin embargo, en el caso del tenis, se convierte en una característica casi decisiva. Y es que, a medida que se asciende en altura, el aire pierde densidad y la presión atmosférica baja, lo cual afecta directamente al rozamiento de la pelota.

Roland Garros es un circuito que se encuentra, prácticamente, a nivel del mar, por lo que el aire cuenta con una gran densidad y frena más la bola, ya que se encuentra por el camino con una resistencia mucho mayor. Sin embargo, en torneos más altos, como el de Madrid, situado sobre la meseta a 600 metros de altura y jugado hace menos de un mes, ese mismo golpe se frena mucho menos, por lo que la pelota viaja con más velocidad una mayor distancia.

Por lo tanto, el torneo parisino presenta un gran reto para los jugadores, sobre todo para aquellos considerados como “grandes pegadores”, los cuales se ven perjudicados por ser tenistas que disfrutan con los peloteos rápidos a los que su contrincante no pueda reaccionar.  En Roland Garros, la pelota vuela más lenta, por lo que es más difícil jugar con esas velocidades y aturdir al rival con los golpes.

Por si fuera poco, la resistencia que presenta el aire hace que los saques sean más lentos que, por ejemplo, en Madrid. Así, los jugadores que reciben el saque no necesitan colocarse tan atrás, pues la pelota se frenará antes, ni adoptar una posición extremadamente defensiva.

LA CAPACIDAD RESPIRATORIA

Y no solo es la pelota la que se ve afectada por esos cambios en la densidad del aire, sino que los propios tenistas lo sufren en su sistema respiratorio. Y es que, siguiendo con el mismo razonamiento, a mayor altura, la densidad de oxígeno en el aire se hace menor. Por lo tanto, en torneos a gran altura sobre el nivel del mar, los pulmones necesitan abrirse más para intentar captar mayor oxígeno y elevar la capacidad de transporte en la sangre. El resultado de esto es un aumento de glóbulos rojos de hasta un 20 %.

Pero, ¿cuales son los beneficios de esto? ¿Cómo afecta al juego? Pues bien, más allá de que esa carencia de oxígeno juega en contra del rendimiento del jugador en ese mismo momento, los efectos a futuro son muy positivos. Y es que, ese aumento de la capacidad pulmonar provoca que, al volver a jugar a elevaciones bajas, cercanas a la altura del mar, se mejore la tolerancia a la fatiga y la capacidad de recuperación de los umbrales aeróbico y anaeróbico. Es decir, que los tenistas consiguen ser eficientes con menos esfuerzo.

Este hecho beneficia a los jugadores cuando llegan a Roland Garros pues, tan solo un mes antes, han jugado el torneo de Madrid, a 600 metros de altura. Por lo tanto, cuando llegan a París, el cambio a una altura de pocos metros sobre el nivel del mar les beneficia, permitiéndoles rendir de forma más efectiva durante el juego sin sentir tanta fatiga.

EL EFECTO MAGNUS

Incluso el propio juego de los tenistas puede verse afectado por la resistencia que ejerce el aire: es el caso de los golpes con efecto de topspin o golpe liftado y backspin o golpe de retroceso. Ambos son dos de los más comunes durante un partido de tenis y provocan una curvatura en la trayectoria de la bola gracias a la rotación que se le da con el impacto de la raqueta.

En física, esa forma en la que el giro de un objeto influye sobre su desplazamiento se conoce como efecto Magnus y es fundamental en el estudio de la dinámica de fluidos. En el tenis, el golpe liftado se presenta de la siguiente manera: los jugadores golpean la bola otorgándole una rotación en el eje horizontal y perpendicular a la traslación, por lo que el efecto Magnus actúa como una fuerza que vertical y hacia abajo que provoca que, cuando la bola bote, salga despedida hacia arriba y hacia delante. En el caso del backspint, con un procedimiento similar, la pelota saldrá despedida hacia atrás luego de botar.

En Roland Garros, los tenistas tienen que otorgar mas fuerza al golpe para lograr estos efectos, ya que el aire presenta mucha más resistencia durante el vuelo de la pelota y puede perder potencia a medida que la bola roza contra la atmósfera. Es por esta razón que, en otros torneos a más altura, donde el aire es mucho más ligero, estos efectos de voleo se pueden ver de forma más numerosa durante el partido.

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