La Audiencia Provincial de Vizcaya ha adoptado una medida original para impedir, tras un proceso de divorcio, que el hijo en común de la pareja se separe de su mascota. Así, declara la custodia compartida del niño y también la de su perro en la misma sentencia. Las necesidades educativas especiales que afectan al pequeño, aquejado de “retraso global en el desarrollo”, han sido claves para acordar el régimen de convivencia que mejor se ajustaba a su desarrollo.

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