Cabalgando las olas generadas por una madre pato, un patito puede obtener una reducción significativa de la resistencia de las olas. Esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por Frank Fish, Zhi-Ming Yuan, Minglu Chen, Laibing Jia, Chunyan Ji y Atilla Incecik y que ha sido galardonado con el IgNobel de Física. El incentivo para el estudio fue básicamente la observación de que los patitos siguen a sus madres en una formación altamente organizada y se ignoraba por qué lo hacen, cuál es la mejor forma de hacerlo y cuánta energía puede conservar cada individuo mientras mantiene la formación. Para abordar estas cuestiones, los investigadores usaron un sofisticado modelo matemático.

Por su parte, el IgNobel de Biología se ha concedido a Solimary García-Hernández y Glauco Machado por una investigación que se centra en los escorpiones del género Ananteris. Cuando autotomizan la “cola” (es decir, se desprenden de ella para para aumentar sus posibilidades de escapar de un depredador), pierden casi el 25% de su masa corporal y la última porción del tubo digestivo, incluido el ano, lo que impide la defecación y provoca estreñimiento. Pudiera parecer que estar estreñido es mejor que ser devorado, pero parece que esta estrategia no resulta muy eficaz porque finalmente no ganan más velocidad las la autotomía.

El IgNobel de Medicina ha recaído en un estudio que sugiere que los helados pueden evitar eficazmente la mucositis oral, las úlceras que se forman en la boca como efecto secundario de la quimioterapia. El de Cardiología, en otro que demuestra cómo en una primera cita, las parejas románticas se sienten más atraídas entre sí sincronizan el latido de su corazón. Y el de Ingeniería aborda la forma más eficaz de utilizar los dedos al girar un pomo. El IgNobel de Literatura analiza un tema profundamente relevante: la razón de que los documentos legales sean innecesariamente difíciles de entender.

En la categoría de Historia el galardón se lo ha llevado un equipo de investigadores norteamericano que ha sido distinguido con el premio de Historia por su estudio Una aproximación multidisciplinar a las escenas de enemas rituales en la cerámica maya antigua. Los autores basan su investigación en algunas escenas representadas en las cerámicas mayas afirmando que «sin duda, indican que los antiguos mayas tomaron enemas intoxicantes en un contexto ritual» y desmienten «la visión tradicional de que los antiguos mayas eran un pueblo contemplativo», ya que aseguran que, por el contrario, «se entregaban al éxtasis ritual«.

Primer reír, luego pensar

Estos son otros de los galardonados este año, que recibirán un billete de diez trillones de dólares de Zimbabue, una moneda desaparecida en 2015 y cuyo total supondría hoy en día poco menos de treinta céntimos. Un premio económico en consonancia con el espíritu de los IgNobel, que no deja de ser una parodia de los premios Nobel financiada por la revista satírica The Annals of Improbable Research. Con todo, no sólo son premios a investigaciones ciertamente extravagantes: también en ellas podemos encontrar algunas facetas del hallazgo que pueden resultar interesantes para la ciencia. No en vano, el lema de los IgNobel es que “primero hacen que la gente se ría, y después hacen que piense”.

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