National Geographic: la primera pregunta es bastante simple, ¿siempre te han gustado los animales?

Itsaso Vélez: Desde muy pequeña siempre me han encantado todos los animales, era como la defensora de los animales. Si estaba en clase y había que sacar algún insecto, era yo quien lo hacía. No sé de donde me ha venido, pero de siempre me han gustado.

NG: Para una amante de los animales desde joven debe ser un sueño estar en Lwiro. ¿Qué estudiaste para llegar a donde estás ahora?

Itsaso Vélez: Yo quería ser etóloga, estudiar el comportamiento animal, pero nadie sabía qué debía estudiar para serlo. Así que me animé a estudiar conservación, Ciencias Ambientales, porque me interesaba el medio ambiente. Cuando acabé Ambientales en Barcelona, estudié el master de primatología y así uní la etología con la conservación.

NG: ¿Y te inspiraste en alguien en especial, tuviste algún referente?

Itsaso Vélez: Mi inspiración han sido los animales. Siempre he querido trabajar con ellos y para ellos. Sí que es verdad que te vas metiendo en el mundo de la primatología y Jane Goodall es un referente, así como Rebeca Atencia , una gallega que trabaja en Congo, o Karmele, que trabaja con orangutanes. En el mundillo hay muchos referentes femeninos que hacen una gran labor.

NG: Exactamente, justo estaba pensando en Rebeca Atencia, otro referente en el mundo de los chimpancés, además es chica y es española… ¿cómo puede ser? ¿Hay buena cantera en nuestro país en el mundo de la primatología?

Itsaso Vélez: Las mujeres tenemos una cierta sensibilidad a la hora de tratar con animales. Tenemos quizá esa paciencia necesaria para tratarles. Pero en la etología siempre ha habido muchos hombres y se ha hablado mucho del macho dominnate, de “agresión”… y creo que las mujeres hemos podido dar otro punto de vista a nivel del comportamiento social. Además, en el mundo de la primatología hay muchos españoles y entre nosotros hemos pensado que quizá el papel de Jordi Sabater Pi haya facilitado que existan muchos primatólogos españoles.

NG: Volvamos a tu trabajo de manera específica, ¿qué es exactamente Lwiro?

Itsaso Vélez: Estamos en el este de la República Democrática del Congo, donde existe un problema de caza furtiva. Los chimpancés se cazan para comer y si encuentran una cría, intentan venderla. Hay muchos grupos rebeldes armados que cazan para comer, hay minas de coltan (los mineros viven en condiciones precarias y también los cazan para comer) y además la densidad humana se adentra en la selva cada vez más, lo que quita espacio para vivir a los chimpancés. Y a esto se une el tráfico internacional: en Asia, China, Arabia… está de moda tener chimpancés como mascota. De hecho, me preocupa publicar fotos en las que salgo con bebés chimpancés porque lleva a pensar “que bonito, yo quiero uno». Pero claro, ese bebé tiene 2 años. Aa los 4 años será más fuerte que tú y será imposible controlarlo. Tener un chimpancé en tu casa es muy mala idea. Si los chimpancés de manera natural pueden ser agresivos, al sacarlos de su entorno y tener un trauma psicológico añadido pues no sabes cómo va a reaccionar.

Tener un chimpancé en tu casa es muy mala idea. Si los chimpancés de manera natural pueden ser agresivos, al sacarlos de su entorno y tener un trauma psicológico añadido pues no sabes cómo va a reaccionar.

NG: Según las fotos que hemos visto en el último reportaje de National Geographic en el que visitamos Lwiro, había ejemplares de todas las edades. ¿Qué tipo de chimpancés llegan a Lwiro?

Itsaso Vélez: Sobre todo llegan bebés que han matado a su madre. Los guardaparques tienen el mandato de recoger esos chimpancés, porque está prohibido matarlos o venderlos como mascotas, así que los confiscan y nos los traen para cuidarlos y liberarlos el día de mañana si es posible. Estos suelen tener entre 2-3 años. Y luego, por otra parte, hay casos de chimpancés que han vivido en casas de humanos, pero estos casos son los de menos.

Todas las tardes los cuidadores alimentan a los chimpancés con una nutritiva mezcla de maíz, soja, sorgo, harina y proteína. También reciben un menú diario de frutas, verduras y legumbres de los mercados locales. Esa demanda de alimento supone unos 4.000 euros al mes, unos ingresos muy necesarios para los agricultores de la zona.

NG: ¿Y cuál es el proceso que hacéis con los chimpancés?

Itsaso Vélez: Primero deben pasar una cuarentena para que no ponga en peligro al resto de chimpancés de Lwiro. Es un momento muy importante porque suelen llegar muy traumatizados tras la muerte de su madre. Solo quieren dormir, no quieren ni siquiera comer. Trabajamos un tratamiento veterinario para darles ese amor que necesitan para recuperarse. Después se les pasa a un grupo de chimpancés de su edad para que empiece a jugar y a comportarse como un chimpancé. Más tarde se le pasa a la “nursery” (una especie de trocito de selva) para que crezcan y se pongan fuertes. Necesitamos que puedan defenderse en caso de necesidad cuando estén en la naturaleza.

Ahora mismo hay 112 chimpancés, la mayoría son ya adultos. Y teniendo en cuenta toda la gente que trabaja en distintas labores somos unos 60.

NG: Y, ¿cuántos chimpancés cuidáis actualmente? Y… ¿cuántos sois trabajando en Lwiro?

Itsaso Vélez: Ahora mismo hay 112 chimpancés, la mayoría son ya adultos. Y teniendo en cuenta toda la gente que trabaja en distintas labores somos unos 60.

NG: Tendrás decenas de anécdotas sobre tu trabajo… ¿Nos puedes contar una historia de algún chimpancé que haya llegado al centro?

Itsaso Vélez: Busakara es el chimpancé más pequeño que nos ha llegado. Debía tener mes y medio o dos meses, no tenía dientes, apenas tenía pelo… A su madre la mataron en Pinga, una zona dominada por rebeldes. Ella tenía una hermana, pero murió. Los rebeldes la mantuvieron 4 días a base de azúcar y agua. Cuando llegó aquí ya estaba fría… así que, según llegó intentamos calentarla y en cuanto cogió temperatura empezó a mamar. Tiene una fortaleza enorme. Es muy graciosa, porque de haber crecido con nosotros anda mucho a dos patas.

NG: A principios del siglo XX había un millón de chimpancés en el continente. Ahora solo quedan 300.000. ¿Por qué esta merma? ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la especie?

Itsaso Vélez: El principal es la destrucción de hábitat. Los humanos cada vez nos adentramos más en la selva y ellos se quedan sin hábitat. Además esto hace que estén más expuestos a ser cazados. Aunque en nuestra zona el principal problema es la caza furtiva, en general en toda África, el problema es la pérdida de hábitat.

Tras el chequeo de Shabunda, Luis Flores (a la izquierda), el veterinario jefe de Lwiro, e Itsaso Vélez del Burgo (a la derecha) ayudan a trasladar a la chimpancé a su nuevo recinto.

NG: Tú llevas en Congo ocho años ya, ¿has notado algún cambio hacia las poblaciones de chimpancés en las comunidades locales en los últimos años?

Itsaso Vélez: Trabajamos con la comunidad local, porque sino no entenderían porqué estamos alimentando a los chimpancés mientras ellos se están muriendo de hambre. Sí, ha habido un cambio positivo. Ahora aprecian y entienden que el chimpancé es una riqueza para el país por el turismo. Pero Congo es muy grande y es complicado convencer a la población, porque tienen necesidades…

NG: ¿Entonces la población no es cada vez más consciente?

Itsaso Vélez: En Europa y en América quizá sí estemos más conciéncianos con el medio ambiente. Y los problemas de África no son solo de los africanos. Al final el coltan que sale del suelo congoleño sirve para fabricar nuestros teléfonos móviles. Es importante en general no abusar de los recursos naturales. Ver de dónde vienen los alimentos y ser conscientes de que todos nuestros gestos pueden ayudar a la naturaleza y a los animales es también muy importante.

NG: Volviendo a los chimpancés… ¿En qué se parecen los humanos a los chimpancés?

Itsaso Vélez: Diría que en todo. Son nuestros parientes más cercanos junto con el bonobo (los cuales son matriarcales y utilizan mucho el sexo para calmar las tensiones) pero los chimpancés se parecen incluso más a nosotros. Por ejemplo ellos tienden al conflicto, como nosotros. Sin embargo me llama mucho la atención que un chimpancé bebé no baila cuando le pones música, mientras que un bebé humano sí. Más allá de esta anécdota no veo diferencias con ellos. Me siento muy identificada de reacciones que tienen ellos con las nuestras. De hecho les entiendes desde el primer momento. No hace falta estudiar primatología para entenderlo.

NG: Puede parecer que tienes un trabajo muy idílico pero… ¿Qué es lo más duro de tu trabajo?

Itsaso Vélez: Las condiciones de vida… no hay ocio, trabajamos 24 horas. Echas de menos cosas simples, como echar una caña con unos amigos. Además, es duro ver cómo llegan, lo destrozados que están… muchos todavía tiene disparos. Pero a la vez es lo más bonito ver cómo con el amor y nuestro trabajo podemos recuperar a esos chimpancés. La primera sonrisa, el primer juego… ahí vemos la chispa de esperanza, pues no todos los chimpancés que rescatamos sobreviven. Como decía Jane Goodall, “Si te preocupas por el individuo, acabas salvando a la especie”. Es un poco lo que hacemos nosotros. Cada individuo cuenta para salvar a la especie.

Como decía Jane Goodall, “Si te preocupas por el individuo, acabas salvando a la especie”

NG: Como especialista en el medio ambiente, ¿qué consejo ambiental darías a un ciudadano cualquiera?

Itsaso Vélez: Como consumidores tenemos más poder del que pensamos. Podemos cambiar muchas cosas. Ya se ha demostrado con varios casos, como con el aceite de palma, el cual ha habido varias marcas que lo han quitado de sus productos. Es importante ser conscientes de que cada gesto importa y que podemos cambiar las cosas. Es cuestión de ir haciendo pequeños cambios y ver que no modifican tanto nuestras vidas. Además una vez que entras en esa dinámica, te sale solo. Por ejemplo, comprar cosas ecológicas, de kilómetro cero… son actos que benefician al medio ambiente y a la economía local. Al final está todo relacionado. A mí me pasa que si hago gestos que sé que van a mejorar el mundo me siento más feliz.

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