Rafa Nadal debutó con una trabajada victoria el martes en el US Open, en un partido en el que tuvo que sudar para deshacerse del australiano Hijikata. Era un día muy esperado en el último Grand Slam del año, con el tenista español, numero dos del mundo, como uno de los máximos candidatos a levantar el título.

Todos los focos estaban puestos en el 22 veces vencedor de un grande por lo que supone su figura en el mundo del tenis y su condición de estrella mundial y por la peculiaridad de una temporada que está siendo de altibajos continuos para el de Manacor.

Una montaña rusa de triunfos y lesiones que agrandan las expectativas que ya de por sí genera Rafa Nadal cuando pisa cualquier pista del mundo.

Ante Hijikata sufrió pero venció tras ceder el primer set, como si de una metáfora de su temporada se tratase. Cal y arena.

Precisamente sobre ello habló en la posterior rueda de prensa en la que hizo una honesta reflexión sobre su 2022 que define a la perfección el carácter ganador de Nadal y su afán de superación, además de esa mente privilegiada para el deporte de élite que siempre ha demostrado.

Uno de los periodistas presentes en la sala de prensa le apuntó al tenista español que, con las estadísticas en la mano, la realidad es que no ha perdido ningún partido de Grand Slam en todo el año.

Un dato que, aun siendo cierto, esconde una pequeña trampa que a Nadal no le hizo demasiada gracia:

«No he perdido ningún partido, pero no gané los tres torneos, así que… De alguna manera, sí, eso es aún más difícil», dijo, en referencia a su retirada antes de disputar las semifinales de Wimbledon, torneo al que llegaba después de conquistar el Open de Australia y Roland Garros.

«Retirarse es más difícil que perder, porque el deporte va de ganar o perder, no de retirarse. La sensación de no poder competir es mucho peor que la de perder un partido, pero eso fue lo que pasó y también es parte de mi carrera en el tenis», añadió.

En cualquier caso, Nadal es consciente de que el balance del año es muy positivo, con dos grandes más añadidos a su ya de por sí asombroso palmarés, por lo que califica de «increíble» el curso.

Sin embargo, las continuas lesiones le han mantenido en ese sube y baja de sensaciones que espera mantener en tendencia alta y libre de percances en el último grande de un año que espera culminar como lo empezó en Australia.

Por el momento, este jueves afronta su segundo asalto en Flushing Meadows ante un hueso duro de roer como Fognini y más allá de ese duelo, en la mente de Nadal, abonado al «partido a partido», de momento no existe nada más.

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