Reinaldo Rueda (65 años) se adjudica su importancia en la construcción del Vinicius que hoy disfruta el Real Madrid. Con hasta cuatro selecciones en su currículum (Honduras, Ecuador, Chile y Colombia) y también un puñado de clubes (hizo campeón de la Libertadores al Atlético Nacional de Medellín), el preparador colombiano fue el que en 2017, entonces al frente del Flamengo, empezó a apostar como titular por el extremo brasileño. Vinicius le considera uno de sus padres futbolísticos. -¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza cuando escucha Vinicius? -Felicidad de haber compartido tantos momentos de alegría y fervor con él. Fue algo muy bonito. En Flamengo me brindaron la oportunidad de conocerle día a día y participé en ese proceso de transición que tuvo el jugador entre su etapa en Flamengo y el Real Madrid, un ciclo importante para él. -Usted llega al Flamengo en 2017 y Vinicius tenía 17 años, apenas jugaba, pero ya estaba fichado por el Real Madrid. ¿Una mezcla peligrosa? -Bueno, Vinicius actuaba de manera muy natural en los entrenamientos, con un comportamiento muy profesional, demostrando gran humildad y madurez. El status que ya tenía de haber sido adquirido por el Real Madrid le daba ese compromiso y exigencia de demostrar su talento y marcar la diferencia a pesar de su juventud. -¿Cómo se trabaja con un jugador tan joven que sabe que se va a un club como el Real Madrid? -Nuestra función como entrenador es la de educar en esas etapas a los jugadores. Realicé ejercicios de coaching individual con él y le brindé la confianza necesaria con estímulos tanto en la cancha durante los entrenamientos como en los juegos oficiales. -¿Solía darle muchas indicaciones? -Ocasionalmente lo llamaba en solitario al inicio o al final de los entrenamientos para darle alguna, sí. -¿Se pueden contar? -Mi portugués no era muy bueno y yo le decía que aprovechara para practicar el español conmigo. Llegó a Madrid hablando un muy buen castellano. -¿Ya tenía Vinicius presión en el Flamengo? -Su talento y potencial físico lo proyectaban diferente y generaba ilusión y expectativa entre todos nosotros. La hinchada siempre quería que estuviera en el once y todas las miradas estaban sobre él. Pero lo asumía de manera muy natural. -¿Le trabajó el gol? Cuando llegó al Madrid no marcaba uno. -Hice énfasis en ese factor o elemento táctico-técnico en algunos entrenamientos. Él tenía que identificar cuándo tenía que ser colectivo y diagnosticar cuándo debía hacer la jugada individual. También capitalizar la gran potencia física con los centímetros o metros que sacaba al desequilibrar a su marcador para convertirlos en milésimas de segundos, o segundos para finalizar mejor la acción ofensiva de centro, pase o remate a gol. -¿Y su uno contra uno? -Ponía algunos entrenamientos complementarios en su zona de acción. Le hacía encarar en diagonal contra dos rivales y finalizando para así regular mejor la gambeta corta con la inercia de su potencia física. Todo le ayudaba a definir mejor de cara a puerta y a coger más confianza en el regate. «Vinicius va a seguir creciendo y más en ese entorno de calidad futbolística» -¿Puede competir mano a mano con Mbappé? -Indudablemente que puede competir contra Mbappé. Va a seguir creciendo y más en ese entorno de calidad futbolística, con compañeros de élite que le aportan tanto en lo futbolístico como en lo psicológico. El Real Madrid le proyecta a una mejor dimensión. -¿Cómo lleva su dolorosa plusmarca personal: dejar fuera del mismo Mundial a dos selecciones distintas. Chile, a la que dirigió primero, y Colombia, a la que entrenó después, quedaron eliminadas. -Es muy duro, muy duro. Nosotros en Suramérica vivimos esto con mucha pasión y mucha intensidad, por lo que las expectativas eran altísimas. Había una gran ilusión en ambos casos. No ha sido fácil limpiarnos de lo sucedido y seguir haciendo ese duelo. -¿Se siente responsable? -Esto nos exige asumir la responsabilidad. Quisimos estos desafíos de ser seleccionador y debemos seguir aprendiendo. Se asumen responsabilidades y se hace una retroalimentación. Indudablemente queda el sinsabor de no lograr la meta. Eran dos grupos de jugadores excepcionales y profesionales al 500 por cien, íntegros, con una gran mística y entrega por sus selecciones, pero esto es el juego, el fútbol. Logré llevar a Honduras al Mundial de Sudáfrica con menos experiencia y unas condiciones diferentes, ratifiqué ese trabajo en clubes… Nosotros lo intentamos y son las cosas del juego. -Son las cosas del juego, ¿pero había visto algo similar? -Por ejemplo, lo que acaba de vivir Pep Guardiola. Durante 15 años siendo el mejor entrenador del mundo, el más exitoso, con la nómina que tiene el City, y por dos minutos se le fue el pase a la final de la Champions. Son por cosas del juego. Lo mismo nos pasó acá, esa es la dinámica del fútbol, la dinámica de que puede pasar lo impensable y eso no se puede controlar. Goles son amores y eso es la fantasía del fútbol. «Para cualquier entrenador colombiano es un desafío poder entrenar en España» -¿Cuándo vuelve a los banquillos? ¿Tendrá oportunidades en España? -Esto es un vicio que llevamos en la sangre. Estoy con el desafío de querer volver con un proyecto ganador. A estas alturas es importante tener la oportunidad y hacer un buen trabajo para la institución que nos pueda dar la oportunidad. Para cualquier entrenador colombiano es un desafío entrenar en España. Naturalmente es una ilusión y un sueño tener esa experiencia. Hay muchos jugadores colombianos que han triunfado en España, y también en otros sitios de Europa. -¿Qué diferencias hay entre el fútbol español y el de Suramérica? -Existen las diferencias. Son concepciones diferentes tanto en juego como en infraestructuras. Vivimos y sentimos diferentes, pero muchos jugadores han demostrado que responden en un alto porcentaje. Borré vivió algo así cuando llegó al Atlético de Madrid; luego, con la maduración, está en otra dimensión. Es un proceso gradual y progresivo. Son casos diferentes.

Facebook Comments