neymar45-k7qF--620x349@abc.jpgPudo ser el Mirlo Blanco (el blanco era el color de los trajes en todos los actos religiosos de la antigüedad) que Florentino Pérez andaba buscando, pero, cuando todo parecía hecho, apareció eso que Cruyff llamaba El Entorno, un coro peticionario de amigos y parientes que pedían como alemanes cantando y que el Madrid se negó a atender, y allí estaba el Barcelona para llevárselo. Venía el Madrid del gatillazo de Robinho, cuyo fichaje arregló un verano al periodismo deportivo. Robinho era una especie de Panamá Al Brown, pero sin Cocteau en el trasnoche, y lo recomendaba Pelé. Debutó en Cádiz, como Butragueño, y como Butragueño hizo en el Carranza jerebeques con el balón que desataron la euforia madridista. Ito, Butragueño… Ver Más

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