La Antártida está cubierta por enormes masas de hielo que alimentan un gran número de glaciares. En las últimas décadas, el manto de la Antártida Occidental ha sufrido un enorme retroceso, lo que ha acelerado la pérdida de hielo de algunos de los grandes glaciares del continente, como el de Thwaites o el de Pine Island, en el mar de Amundsen. Ahora, un nuevo estudio dirigido por científicos de la Universidad de Maine y la Prospección Antártica Británica (British Antarctic Survey, por sus siglas en inglés), ha medido esa pérdida de hielo a partir de un indicador indirecto: la tasa a la que ha cambiado el nivel del mar en una determinada zona marítima. En este caso, la más cercana a los glaciares. Sus conclusiones son contundentes: los glaciares han empezado a retroceder a un ritmo que no se había visto en los últimos 5.500 años. Con áreas respectivas de 192.000 km2, (casi el tamaño de la isla de Gran Bretaña) y 162.300 km2 respectivamente, la pérdida de hielo de los glaciares Thwaites y Pine Island podría tener consecuencias devastadoras ya no solo sobre la Antártida, sino sobre todo el planeta.

«Estas arterias vitales del corazón del Antártida se han roto», Dylan Rood, profesor del Departamento de Ingeniería y Ciencias de la Tierra del Imperial College

«Las elevadas tasas de fusión del hielo pueden indicar que esas arterias vitales del corazón de la Antártida Occidental se han roto»- afirma Dylan Rood, profesor del Departamento de Ingeniería y Ciencias de la Tierra del Imperial College y coautor de la investigación, publicada recientemente en la revista Nature Geoscience-. Ahora tenemos que averiguar urgentemente si es demasiado tarde para detener la hemorragia».

En busca de antiguas conchas marinas

A mediados del Holoceno, hace más de 5.000 años, el clima era más cálido que el actual, lo que se traducía en un nivel del mar más alto y unos glaciares más reducidos. Los investigadores se propusieron estudiar las fluctuaciones del nivel del mar desde ese período, por lo que analizaron los restos de las antiguas playas antárticas, que actualmente se sitúan por encima del nivel del mar actual.

Para ello, utilizaron la datación por radiocarbono para analizar las conchas y los huesos de antiguos pingüinos de la zona, lo que les sirvió para determinar cuánto tiempo habían permanecido por debajo del nivel del mar, y, por consiguiente, cómo se habían transformado las playas lo largo del tiempo.

Ello se explica porque el peso de los grandes glaciares ‘empujan’ la superficie terrestre hacia abajo. Cuando se produce el deshielo, el terreno ‘rebota’, y vuelve a ocupar su antigua posición. Este fenómeno, denominado ‘rebote posglaciar’, provoca que lo que antes eran playas se eleven sobre la superficie del mar.

Descenso del nivel del mar

Los resultados mostraron un descenso constante del nivel relativo del mar a lo largo de los últimos 5.500 años, lo que los científicos interpretan como un comportamiento relativamente estable de los glaciares, sin pruebas de que en ese período se haya producido una importante aceleración o retroceso de estas masas de hielo.

Sin embargo, al comparar aquellos datos con la situación actual, descubrieron que el descenso del nivel del mar relativo durante mediados del Holoceno era hasta cinco veces menor que las medidas actuales. Interpretaron que esa gran diferencia se debe a una pérdida reciente de masa de hielo.

«El cambio relativo del nivel del mar permite ver la carga y descarga de la corteza terrestre a gran escala debido al movimiento de esas masas de hielo», explica la profesora Brenda Hall, de la Universidad de Maine y autora principal del estudio. En este sentido, el aumento de hielo haría retroceder el nivel del mar relativo, mientras que una pérdida de masa de hielo tendría la consecuencia contraria.

Los investigadores también compararon sus resultados con los modelos existentes que permiten deducir la dinámica del hielo y la corteza terrestre. Sus datos mostraron que esas estimaciones realizadas hasta la fecha no representaban con exactitud los episodios de aumento o retroceso del nivel del mar en la zona durante el Holoceno medio y tardío, con lo que este nuevo estudio ayuda a trazar una imagen más precisa de la historia de la región antártica.

En resumen, aunque los autores del estudio no excluyen la posibilidad de que los glaciares de Thwaites y Pine Island hayan sufrido pequeñas fluctuaciones a lo largo del Holoceno, concluyen que, en general, estas masas de hielo se han mantenido estables desde mediados de este período hasta tiempos recientes. El ritmo actual de retroceso de los glaciares, que se ha duplicado en los últimos 30 años, no tiene precedentes en los últimos 5.500 años.

¿Es posible detener esa hemorragia?

La intención última de los investigadores no es solo analizar el presente, sino predecir el futuro de la capa de hielo y su impacto en el nivel del mar. A tal efecto, colaboran con el Centro Internacional del Glaciar Thwaites (ITGC) -el mayor programa conjunto de ciencia de campo entre el Reino Unido y Estados Unidos jamás realizado en la Antártida- con el objetivo mejorar el conocimiento del comportamiento de los glaciares durante el pasado en condiciones climáticas similares a las actuales. Futuras perforaciones en el hielo permitirán deducir si las tasas aceleradas de deshielo son o no irreversibles.

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