Hay una emoción en Gotzon Mantuliz que aflora cuando respira aire puro, cuando observa un animal salvaje, cuando siente un reto que lo invita a superar sus propios límites, cuando simplemente sale al mundo y trota. Es difícil imaginar otro techo que no sea el cielo sobre este apasionado del planeta que ha encontrado su mejor forma de vida en viajar, conocer, explorar y contar lo que ve a los miles de personas que siguen sus pasos en las redes sociales.

Nacido en Guecho, Vizcaya, hace 33 años, el espíritu aventurero de Gotzon creció entre el mar y los acantilados del Cantábrico que aún son hoy, después de haber viajado por los cinco continentes, su lugar en el mundo. Este entorno agreste lo ha llevado a curiosear desde que era niño cada gota de lluvia, cada hoja y especie de fauna. «Me llamaba la atención lo que veía, entre las rocas, en el mar, en los bosques; era inquieto y quería saber por qué ocurrían esos fenómenos de mi entorno». Nunca conoció el miedo; reconoce que el riesgo es algo implícito a la aventura, y que este, de alguna manera, gobierna su entusiasmo: «Mis padres recuerdan el susto que una vez les dieron los vecinos del bloque de enfrente cuando los llamaron para decirles que me estaban viendo colgado del balcón del piso para poder ver de cerca un nido de pájaros».

Gotzon Mantuliz participa en la limpieza de residuos plásticos en la costa del Cantábrico.

Siempre soñó con África: «Para mí era, por definición, el lugar de la vida salvaje, donde todo sucedía». Por eso, al terminar los estudios de enfermería y haber hecho todo tipo de trabajos para pagarse los viajes que tanto anhelaba hacer, se enroló como guía de aventura para conocer de cerca ese gran continente. La magia ocurrió en un escenario de película. «Fue en Botswana, durante un atardecer, con elefantes ante mí y la aparición estelar de un leopardo, mi animal favorito. Aquella tarde supe que era el inicio de mi nueva vida». Se abrió un camino dispar que incluso lo llevó a participar –y ganar– el reality de aventura El conquistador del fin del mundo, de la cadena autonómica EITB, pero su interés último siempre se ha mantenido intacto: fundirse con la naturaleza y viajar hasta que no le quede ni un centímetro de la Tierra por conocer.

Este artículo pertenece al número de Julio de 2022 de la revista National Geographic.

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