En una de las canciones más conocidas de Jacques Brel, Le plat pays, el gran cantautor se refería a Bélgica como un país llano en el que las únicas montañas eran sus catedrales. También hablaba de lluvias y de dunas que detenían olas, y de vientos (crujiente el del norte, contenido el del este) y, por supuesto, de ese cielo tan bajo y característico en el que los canales de agua parecían perderse. Pues bien, para entrar en contacto con todos los aspectos naturales que evocaba Brel nada como recorrer el país en bicicleta y comprobar que el éxito que tuvo la canción no es casualidad y se sigue ajustando a la realidad.

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