La victoria de Rafa Nadal el pasado domingo en Roland Garros, cuando conquistó su decimocuarta Copa de los Mosqueteros, se ha visto empañada por algunas insinuaciones que desde Francia apuntan a la posible ilegalidad de la solución de emergencia del tenista a la lesión crónica que sufre.

El balear jugó todo el torneo, su grande fetiche, con el pie anestesiado, es decir, disputó el Grand Slam infiltrado, para lograr reducir el dolor continuo con el que convive y poder competir con garantías.

Una práctica que ha vuelto a despertar las acusaciones dopaje que llegan desde Francia y que no es la primera vez que ensombrecen los éxitos del 22 veces campeón de Grand Slam.

El ciclismo francés, indignado

En esta ocasión, las insinuaciones han partido del colectivo ciclista francés, con el corredor del Cofidis Guillaume Martin a la cabeza. En declaraciones a L’Equipe, se quejó de la técnica de Nadal para disputar Roland Garros, asegurando que no son justas para el buen desarrollo del juego.

«Si estás enfermo o lesionado, no corres, no compites. Tiene sentido, por varias razones. Los medicamentos, especialmente las inyecciones, no sólo tienen un efecto curativo, sino que pueden tener efectos en el rendimiento o modificarse para mejorar el rendimiento, por lo que me parece que están en el límite», dijo el francés, que, paradójicamente, además de ciclista es filósofo.

Ese límite al que se refiere Martin es el dopaje. Una palabra maldita en el mundo del ciclismo y que ha protagonizado verdaderas historias de terror, con tramas organizadas que facilitaban a los corredores los extras necesarios para seguir adelante.

Con el objetivo de acabar para siempre con esa lacra, la Unión Ciclista Internacional (UCI), decidió endurecer en 2011 cualquier práctica médica que incluyera agujas y cortar el problema de raíz, pero las infiltraciones, pese a lo que se ha dicho desde el colectivo ciclista estos días, sí están permitidas, como en cualquier deporte.

El presidente de la UCI, David Lappartient, salió al paso del revuelo generado con Nadal y no precisamente para calmar las aguas: «No soy yo quien para juzgar a la federación de tenis, pero el ciclismo es el deporte que más lejos llega en la defensa de la salud de sus deportistas y de una competición limpia, sin trampas», comentó en declaraciones para El País. «Lo que es posible en tenis no lo es en ciclismo porque somos más estrictos que nadie«, zanjó.

«Las infiltraciones no son dopaje»

En España, la Sociedad de Medicina Deportiva decidió pronunciarse en favor de Rafa Nadal y emitió un comunicado para tratar de dejar zanjada la enorme diferencia que existe entre competir dopado y competir infiltrado: básicamente, que las infiltraciones -recordemos, inyecciones de medicamentos legales para reducir por tiempo limitado un dolor localizado concreto- no contengan ninguna sustancia prohibida. Y ese es el caso del tenista español, que lo único que hizo fue jugar con el pie dormido para no sufrir.

A nivel global ha sido el presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, Olivier Niggli, quien ha salido a cerrar filas en torno a la estrella del tenis: «Nadal ha ganado 14 títulos en Roland Garros, y si los 13 anteriores lo consiguió sin necesidad de esas inyecciones, es probable que el decimocuarto no haya sido gracias a ellas». Fin.

El recelo en Francia viene de lejos

Todo el revuelo generado en torno al éxito histórico del tenista español es tan viejo como los años que lleva Nadal ganando el Grand Slam francés.

Ya en 2013 España montó en cólera cuando llegaron los ecos de los famosos guiñoles de Canal +, que en nuestro país tuvieron éxito, pero que originalmente nacieron en Francia.

En esa versión original francesa comenzaron a mostrar un títere de Nadal excesivamente musculado y que siempre portaba en su mano una jeringuilla. Ahí comenzó todo.

El de Manacor, mientras tanto, seguía a lo suyo y en aquel año levantó la que era su octava Copa de los Mosqueteros. Tres años después, en 2016, y con un Roland Garros más en sus vitrinas, tuvo que volver a soportar las acusaciones, esta vez, por parte del propio Gobierno galo.

Nadal no ha disputado bajo el efecto de sustancias dopantes Roland Garros: ha jugado con un pie dormido

Fue la por entonces ministra de Deportes Roselyn Bachelot, que vertió de manera directa sus sospechas, lo que poco después le terminó costando 10.000 euros tras perder una demanda por difamación.

Rafa Nadal, que en alguna ocasión ha tenido que salir a defenderse de las infundadas sospechas, no ha disputado bajo el efecto de sustancias dopantes Roland Garros: ha jugado con un pie dormido y, aún así, ha conseguido agrandar hasta la eternidad su leyenda en la arcilla parisina.

Ahora, con el deseo de continuar con su carrera y posponer su temido adiós, el balear iniciará un tratamiento de inyecciones de radiofrecuencia que espera que le permitan seguir reinando allá donde elija y seguir bordando en la historia las siglas DRNP.

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