internazionale-kNcE--620x349@abc.jpgSonaron redobles de tambores en la mitad ‘neroazurra’ de la capital de Lombardía cuando el Inter dejó escapar a Romelu Lukaku en el pasado verano. Su estrella regresó al Chelsea, a los focos de la atractiva Premier League, y en su marcha dejó una herida profunda en un club que acababa de levantar su primer Scudetto en más de 10 años. El adiós precipitado del ariete belga, 24 goles en la pasada Serie A, cortó de golpe la ilusión de una afición abonada históricamente a la tragedia deportiva; una hinchada que al fin había acabado con el predominio de la Juventus y que, por primera vez desde que José Mourinho les dejó, miraban por encima del hombro a los turineses y a su ilustre vecino, el Milan. El traumático desencuentro entre Inter y Lukaku tuvo consecuencias inmediatas, como la dimisión del entrenador del primer equipo, Antonio Conte . El club también había vendido a Achraf y el impulsivo técnico italiano entró en cólera tras perder a sus dos estrellas, dijo públicamente que el equipo iba a ser menos competitivo y que, por tanto, se marchaba. El epicentro del terremoto señalaba claramente hacia una dirección, el palco, donde un joven asiatico aguantaba estoicamente el aluvión crítico. El presidente Steven Zhang (China, 1991), cuyo padre, el multimillonario Zhang Jindong poseé el 70% de las acciones del Inter, estaba por primera vez desde que cogió el cargo (2018) asediado por la prensa, el vestuario y la afición. Sin embargo, el bisoño empresario, junto al vicepresidente, la leyenda interista Javier Zanetti, aprovecharon los 115 millones de la venta del belga y los 60 millones del traspaso de Hakimi para confeccionar una plantilla coherente con opciones de revalidar el Scudetto y hacer un buen papel en la Champions League. A San Siro llegaron veteranos como Dzeko, Darmian y Calhanoglu; además de dos jugadores ilusionantes como el carrilero Dumfries y el habilidoso atacante argentino Joaquín Correa. Por otra parte, el timón del cuadro interista fue entregado a Simone Inzaghi, un joven entrenador que había hecho buen fútbol y buenas campañas en la Lazio. Y desde principios de temporada, el nuevo Inter de Milán funciona: gana, juega bonito, lidera la Serie A (con un punto de ventaja sobre el Milan y con un partido menos) y está clasificado para los octavos de final de la Copa de Europa en lo que será una atractiva eliminatoria ante el Liverpool. Además, el pasado jueves el Inter levantó el primer título de la temporada, la Supercopa italiana. En San Siro, los de Inzaghi ganaron a la Juve gracias a un gol de Alexis Sánchez en el último minuto de la prórroga. «Este trofeo no es más que el fruto de todo el trabajo del entrenador y de los jugadores, y me siento muy satisfecho con el resultado. Esta victoria en unos tiempos tan difíciles para el fútbol nos motiva aún más. Y todo esto se debe al gran trabajo que hemos hecho todos, desde la afición repartida por todo el mundo hasta todos aquellos que trabajan para el Club. Son ellos los que han hecho posible que se llevara adelante este proyecto», declaró un exuberante Steven Zhang tras el encuentro. Alexis Sánchez tras anotar el gol de la victoria ante la Juventus en la Supercoppa – AFP El joven mandatario chino, un enamorado del fútbol desde su infancia, estudió en las mejores escuelas de negocios de Estados Unidos con la intención de heredar el grupo comercial Suning, uno de las empresas de electrodomésticos más importantes de China, a la par que dirige a uno de los clubes más grandes de Europa. Su gestión en el club lombardo, como el mismo dice, es transversal, atañe «desde cuestiones relacionadas con el marketing hasta la posición de las máquinas de café». Pese a su corta edad, la presión parece no intimidarle y de su mano, el Inter sueña con acabar otra temporada consiguiendo títulos relevantes en su ocaso.

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