Venezuela ha celebrado este domingo elecciones regionales y municipales bajo la observación de la Unión Europea. Se trata de los primeros comicios en los que participan los partidos de la oposición desde 2018.

Los opositores que se presentan consideran que el boicot electoral ha sido un fracaso y que la participación y su presencia en la vida política del país es la única vía para reconstruir la democracia y plantear unas presidenciales o un revocatorio a Nicolás Maduro en los próximos años. Otra parte de los adversarios al chavismo opina que este camino legitima a Maduro en el cargo y llama a no votar.

Más de 21 millones de venezolanos acuden a las urnas con escaso interés, ensimismados en sobrevivir en medio de la profunda crisis económica y humanitaria que atraviesa el país.

Según estimaciones del Producto Interno Bruto (PIB) publicados por el Fondo Monetario Internacional, Venezuela caerá este año por debajo de Haití como el país más pobre del hemisferio occidental.

El opositor José Manuel Olivares advierte, después de que Nicolás Maduro llamara a sus bases a movilizarse al filo del cierre de las urnas,  de que «mientras no haya electores en cola» todos los centros deben proceder a hacer la totalización de los votos. El candidato antichavista, médico de profesión, se lanzó a medirse con el gobernante Partido Socialista Unido de Veneuzela (PSUV) en La Guaira, uno de lo bastiones del oficialismo.

Lo hizo con campaña sin apenas presupuesto, rodeado de voluntario, y tras regresar del exilio en Colombia. A principios de 2019, cuando era diputado de la Asamblea Nacional, fue uno de los dirigentes que impulsaron el intento de Juan Guaidó de desafiar a Maduro con el ingreso de ayuda humanitaria por la frontera.

Fuente: El País

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