Oksana Masters es todo un ejemplo a seguir en estos Juegos Paralímpicos de Tokio. Esta atleta ha competido y obtenido hasta nueve medallas en varios deportes olímpicos, el último, el oro en ciclismo de contrarreloj H4-5 (discapacidad física). No es en lo único que destaca ya que también ha participado en las modalidades olímpicas de remo, esquí de fondo y biatlón.

Masters, nació hace 32 años en la ciudad ucraniana de Khmelnytskyi. Desgraciadamente, la alta radiación en la zona a causa del accidente nuclear de Chernobyl de 1986, le produjo diversas malformaciones en su cuerpo como: un solo riñón, seis dedos en cada pie, una pierna izquierda 15 centímetros mas corta que la derecha, además de no tener tibias. Estas mutaciones obligaron a que tuvieran que amputarla ambas piernas por encima de la rodilla.

La niñez de Masters fue difícil. El pasado mes de marzo de 2020 publicó un vídeo titulado ´Superviviente´ en el que confesó haber sufrido abusos físicos, emocionales y sexuales en los orfanatos en los que vivió en su infancia en Ucrania. “La mayoría de las cosas peores ocurrían a altas horas de la noche. Desde entonces hay una lista de cosas que ya no soporto: cuchillos, cigarrillos encendidos, cadenas metálicas… A día de hoy, no puedo recibir un masaje y no asustarme”, contaba.

Gay Master, un logopeda que vivía en Kentucky, fue su salvador y decidió adoptar a Oksana, aunque para ella fue difícil olvidar todos esos traumas de su pasado. «En el orfanato, asociaba el sueño con el abuso, así de simple. No podía dejar de odiar el sueño. Por extraño que parezca, al principio la cama era demasiado cómoda para mí. Tenía que dormir en un suelo duro”.

Todo el amor y el cariño que le dio la familia Masters provocó que Oksana por fin dejara atrás su pasado. Su madre le enseñó a convertirse en la persona que es ahora: «Me ha abierto tantas puertas de la vida para que pudiera atravesarlas y enamorarme del mundo”. Incluso logró que pudiera perdonar a su familia biológica tras haberla abandonado en su infancia.

«El deporte me ha hecho ver cómo el cuerpo tiene un poder que nunca debe ser subestimado»

El deporte fue su mejor válvula de escape y se dio cuenta de todo lo que le aportaba a su vida. «El deporte me ha hecho ver cómo el cuerpo -mi cuerpo- tiene un poder que nunca debe ser subestimado«.

Esta atleta ha conseguido nueve medallas a lo largo de los Juegos Olímpicos que ha disputado. Bronce en remo en Londres 2012; plata en esquí de fondo y bronce en biatlón en Sochi 2014; cinco medallas en Pyeongchang 2018 y, este pasado 31 de agosto, la medalla de oro en ciclismo contrarreloj H4-5 en Tokio 2020. Una carrera llena de logros que la llevaron a ganar el Premio Laureus 2020 a la mejor deportista con discapacidad

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