La bioantropóloga inglesa Alice Roberts había ridiculizado tantas veces las carencias de la morfología humana que un colega le propuso un reto: rediseñar el cuerpo mejorando sus partes. Inspirándose en especies no humanas, Roberts especuló que mejor nos iría si tuviésemos algunas de sus características, como la bolsa de los marsupiales.

No parece demasiado probable que las madres humanas se planteen transportar a sus bebés en el bolsillo del delantal, pero muchos animales –y no solo los marsupiales– cuentan con contenedores incorporados a los que dan importantes usos. Ahí van cinco.

Él hace el trabajo duro en las parejas de hipocampo, la hembra deposita los huevos en el interior del macho, que los guarda en una bolsa incubadora. Entre 14 y 28 días después da a luz a hasta 1.500 alevines en un parto en el agua.La fiambrera de la merienda. Las nutrias marinas presentan unas bolsas de piel floja debajo de los antebrazos. En ellas pueden guardar su piedra favorita para abrir mariscos y almacenar comida.Sal ya, que pinchas. La hembra protege al recién nacido que acaba de salir del huevo metiéndolo en una bolsa provisional que crea a base de contraer los abdominales. La cría vivirá en su interior hasta que desarrolle las afiladas púas que cubren su cuerpo.Como una patena. Al igual que las hembras de otras especies de marsupiales, el wombat cuenta con una bolsa para sus crías. En su caso, esa bolsa abdominal se abre hacia atrás, para que al excavar no le entre tierra, que mancharía a los pequeños.¿Quiere bolsa? No, tengo mofletes. La ardilla listada, uno de los miembros más pequeños de la familia de los esciúridos, puede llenarse las mejillas de alimento hasta tal punto que abulten casi tanto como su cuerpo. Para sobrevivir al invierno, este roedor crea en su madriguera una despensa, en la que acumula comida que transporta de este modo.

Este artículo pertenece al número de Septiembre de 2021 de la revista National Geographic.

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