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La resaca de un partido colosal resultó igual de emocionante. El pitido final desató las emociones de los internacionales, que cambiaron la piña con la que celebraron cada uno de los cinco goles por un abrazo final intensivo. Hubo que contener la euforia porque alguien recordó que el premio era el pase a cuartos. Pero ayer importaban más las formas que el fondo, la garra y el empuje de una selección que aún siente que está en permanente estado de reivindicación. «El equipo sabe a lo que juega y lo que quiere. Somos un rival difícil de batir. Estamos creciendo mucho en este torneo», contó Sergio Busquets justo tras el pitido final, tras ser nombrado mejor jugador del partido por segunda ocasión consecutiva. El capitán tuvo que marcharse antes de tiempo con molestias musculares, aunque confía en recuperarse para el viernes. En su misma situación acabaron varios jugadores. El desgaste físico fue extraordinario y habrá trabajo extra para los fisios. «Siempre se recupera mejor cuando se gana», explicaba entre risas Azpilicueta, otro de los que acabó el encuentro justo de fuerzas.El lateral, autor del segundo gol, recordó la importancia de superar los octavos de final después de tres grandes torneos sin hacerlo: «Llevamos muchos torneos sin pasar una eliminatoria y hemos conseguido romper ese registro contra la subcampeona del mundo».

Fue un partido para héroes, y en España hubo varios. Lo fue Unai Simón, pese a su fallo inicial. También Morata, que corrió sin descanso durante los 120 minutos y recibió el premio del gol que acabó por resquebrajar la resistencia croata. El madrileño es ahora, junto a Sarabia yFerran, el máximo anotador de la selección más goleadora de la Eurocopa.Quién se lo iba a decir a Luis Enrique cuando le criticaban con fuerza por la falta de gol de su equipo. «Ha sido un partido épico, en cuanto a emoción es el partido de la Eurocopa. El final es tan bonito… », admitió Luis Enrique, con la voz más gastada de lo habitual. El seleccionador, que reconoció haber vivido pocos partidos como este, intentó poner pausa a la euforia comenzado a analizar lo que menos le gustó: «Lo extraño es que un partido como este nos haya dado una segunda oportunidad. Nuestro error ha sido jugar como en los últimos diez minutos. Es una lección que hemos aprendido. El error es que deberíamos haber gestionado el balón».

Luces y sombras

«Eso es la teoría», continuó. Ahora, para valorar lo bueno: «La práctica es que en una selección donde hay jugadores que no llegan a las diez internacionalidades piensen que pegar más lejos el balón es mejor. La gran lección es cómo hemos defendido la segunda parte de la prórroga. Es una lección maravillosa porque nos ha premiado con la victoria». Acabó Luis Enrique poniendo en valor el esfuerzo de todos los futbolistas que pasaron por el terreno de juego: «Me ha gustado muchísimo cuando las dos aficiones se han puesto a aplaudir el sacrificio de los jugadores. Me ha parecido un gesto bonito».

Modric, ovacionado en el campo por sus aficionados cuando se marchó completamente agotado, puso después voz a las sensaciones del vestuario croata: «Nos pusimos por delante con un gol de suerte. Después, fueron mejores, al menos durante los primeros sesenta minutos. Nos paramos demasiado y los dejamos jugar. Cuando atacamos más, jugamos mejor y creamos más ocasiones y de ahí vino el empate, cuando mostramos calidad y carácter. Al inicio de la prórroga los teníamos contra las cuerdas pero no pudimos marcar en dos buenas oportunidades. Luego, con el cuarto gol no tuvimos fuerzas para volver». Modric acabó el partido a pie de grada consolando a su mujer y a sus tres hijos. Fue su último partido de Eurocopa, aunque seguirá hasta el Mundial.

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