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Inmaculada en la fase de grupos, con pleno de victorias y tres porterías a cero, Italia espera en cuartos con más dudas tras la agónica victoria ante Austria en Wembley, sede también de los dos partidos de semifinales y de la gran final de la Eurocopa. Mucho le debe la vistosa y ambiciosa pero inexperta escuadra ‘azzurra’ a Federico Chiesa, que ingresó al terreno de juego en el minuto 84, le dio frescura y talento al combinado de Roberto Mancini y anotó el gol que abrió el partido.

El tanto del activador Chiesa llegó en el minuto 94 y fue una maravilla. Spinazzola, una de las grandes sensaciones del campeonato, le puso un gran balón al área, pero el joven talento italiano se lo guisó y se lo comió. Controló casi con la cara, recortó con suficiencia a Laimer y la clavó por la izquierda Un gol que resume la progresión de un jugador que no ha conseguido ser titular en ninguno de los cuatro partidos de esta Eurocopa.

En Wembley, además del gol, realizó tres disparos en la poco más de media hora que jugó, generó dos ocasiones de gol y completó un regate. Se da la circunstancia de que su diana se produjo 25 años después de la que anotó su padre, Enrico, en la derrota ante la República Checa en la Eurocopa de Inglaterra-96.

«Merecimos pasar. En el gol lo hice bien, mantuve la calma. En situaciones límite trato de disparar como puedo. Fue un partido difícil porque Austria tiene jugadores importantes que lo hicieron bien», resumió Chiesa tras la celebrada victoria. Con su aportación, la reactivada Italia de Mancini ya presume del récord de 31 partidos sin perder, superando la marca que logró la selección de Vittorio Pozzo hace más de 80 años. Aquellos ‘azzurri’, empero, conquistaron los dos primeros títulos mundiales del país transalpino, además consecutivos, en 1934 y 1938. Pero hay plusmarcas. El postrero gol del austríaco Sasa Kalajdzic dejó en 1.168 minutos el récord de Italia sin encajar un gol, 25 más que el anterior registro de 1974.

Progresión de la Juventus

Chiesa ha sido uno de los pocos que completó una temporada brillante en la Juventus, club en el que recaló como cedido, con una opción de compra casi obligatoria de 40 millones, después de toda una vida en la Fiorentina. El atacante genovés ha jugado como titular en 35 partidos de este curso y ha sorprendido por su descaro, desborde y llegada al área. Ha soportado la presión de hallarse en un club de primera fila, siempre con la exigencia de ser campeón. Le avalan 14 goles y 10 asistencias en su primera campaña con dobles dígitos.

Admirador de su padre y consejero, que le animó para que no dejase el fútbol cuando con solo 13 años no tenía cuerpo para competir y le hicieron jugar con los chavales de un curso menos para poder disfrutar más y no deprimirse, Federico comparte otro curioso registro con Enrico. Cuando esta campaña marcó y repitió en la eliminación europea de la Juve ante el Oporto, en octavos de final, se convirtieron en la primera saga ‘padre-hijo’ en hacer doblete en la historia de la Champions. Entre ese duelo de papa Chiesa con el Parma ante el Sparta de Praga y el del hijo ante los lusos, también casi un cuarto de siglo.

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