alababuena-k0yB--620x349@abc.jpgDavid Alaba es seguramente uno de los jugadores más cotizados por los grandes clubes europeos de cara al mercado de fichajes del próximo verano. El austríaco, que ha evolucionado como el propio fútbol, de extenso lateral a ágil central zurdo, también centrocampista en ocasiones, acaba contrato el próximo mes de junio. A sus 28 años, espera llevar su talento fuera del Bayern de Múnich, equipo que le ha acogido desde el 2008 y por el que pagó 150.000 euros al Young Violets austríaco. El Real Madrid, entre muchos otros pretendientes, es uno de los favoritos para firmar al defensa a coste cero. Si bien parece haber exigido una buena suma salarial a cambio de su firma, el fichar a uno de los mejores jugadores del continente sin la batalla que hasta ahora suponía sacar a un jugador de su casa, parece un buen negocio. Es tendencia, pues, que en los últimos años, más en tiempos de pandemia y delicadas economías, sean los propios jugadores quienes agoten sus contratos para poder decidir libremente su futuro, cosa habitual en, por ejemplo, ligas como la NBA. También los clubes se amparan en los mismos procedimientos, actuando en la sombra durante años con promesas de un futuro mejor. Las palabras «agente libre» cobran sentido. Sergio Agüero, Wijnaldum, Çalhanoglu, Depay, Di María y Thauvin son solo algunos de los nombres que podrán fichar por el equipo que ellos quieran el próximo verano y sin necesidad de que vendedores y compradores negocien un traspaso. De hecho, como es bien conocido, muchos de ellos ya están habilitados para comprometerse con un nuevo destino, pues desde el uno de enero la FIFA permite los preacuerdos de cara a la temporada siguiente. El central del Manchester City, Èric García, aislado estos días por un brote de coronavirus en la plantilla, ha sido uno de los casos mediáticos de esta práctica. El jugador, criado en la cantera del Barcelona, fichó a los 16 años por el club inglés y ahora, tras tres años y medio, ha decidido agotar su vinculación para volver al equipo catalán. Guardiola, desde que se empezaron a vislumbrar las intenciones del joven defensa, comenzó una campaña abierta a los medios para intentar retener. Del «esperamos convencerle de que renueve» al «quizás en Barcelona saben más que yo». Los clubes, como los jugadores, se intentan beneficiar de esta nueva forma de proceder, cuando son los beneficiados, claro. Emili Rousaud, candidato a la presidencia del Barça, provocó alguna carcajada cuando una lanzó una obviedad pero que resume muy bien el escenario mercantil del fútbol actual. «El fichaje de Neymar es ahora inasumible. Si viene al final del contrato, no hay que pagar traspaso». Y no le falta razón porque el PSG, actual club del delantero brasileño, que acaba contrato en junio de 2022, es uno de los clubes que con más mano dura ha tratado a los rebeldes que buscaban una salida sin peaje. Adrien Rabiot, centrocampista del equipo francés hasta junio de 2019, vivió desde enero de ese mismo año en el sedentarismo al no aceptar un nuevo contrato con los parisinos, quienes calificaron la actitud del jugador de «falta de respeto». El equipo, con un poderío económico como nadie en Europa, es de los pocos que pueden mantener a un jugador con sueldo en la grada para no verlo con otra camiseta. Messi y sus renovaciones No hay duda de que el gran agente libre para el verano que viene es Messi. Tras escenificar su ruptura con el Barcelona el verano pasado, el jugador tuvo que permanecer en el club de sus amores por un tecnicismo de un contrato deformado por la pandemia y sus efectos sobre el calendario deportivo. Pero sus renovaciones pueden ser vistas como la escenificación del desencanto que el argentino ha sufrido con el equipo con el paso del tiempo. En sus primeras nueve temporadas como culé (2005-2014) prolongó su contrato siete veces, si bien era algo necesario, pues su creciente estatus deportivo necesitaba ser correspondido en lo económico . Pero en los siguientes siete cursos, solo dos veces ha dado el sí. El salario de Messi, como se vio hace unos meses, es inasumible para prácticamente cualquier equipo si a ello se le suma un traspaso. Messi, como cada vez más, podrá elegir dónde jugará la siguiente temporada.

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