arteta-reuters-kTN--620x349@abc.jpgHace justo un año se produjo el relevo español en el banquillo del Arsenal. Salía Unai Emery, lastrado por los malos resultados, y llegaba Mikel Arteta, convertido en icono «gunner» durante su carrera como futbolista y fogueado como segundo entrenador de Pep Guardiola en el banquillo del Manchester City. EFE Corrían entonces malos tiempos para el Arsenal, que ocupaba la mitad de la tabla y veía cómo los puestos europeos, aquellos que nunca se escaparon con Arsène Wenger como entrenador, cada vez se complicaban más sin haber llegado aún al ecuador de la temporada. La tarea de Arteta, por tanto, no era nada fácil. Pero la realidad es que, dejado atrás el verano, pandemia de coronavirus mediante, el Arsenal había terminado en octava posición, muy lejos de las pretensiones a principio de temporada, pero con dos títulos más en la vitrina: la FA Cup ganada al Chelsea y la Community Shield conquistada frente al Liverpool. No parecía un mal estreno para Arteta. Semanas más tarde, con la nueva temporada en curso, llegó el esperado fichaje de Thomas Partey, cerrado el último día de mercado. El hasta entonces centrocampista del Atlético llegaba a un equipo que acababa de ganar al Sheffield United en liga y marchaba cuarto en la Premier League, por lo que su incorporación parecía ser un argumento más del Arsenal de cara a instalarse en la cada vez más competida zona alta de la liga inglesa. Nada más lejos de la realidad… Arteta, en la cuerda floja Los resultados han sido bien distintos desde entonces, pues desde aquel lejano 4 de octubre, el Arsenal no ha vuelto a ganar en liga, encadenando siete derrotas y dos empates. Tan mala es su situación liguera que más que preocuparse por llegar a puestos europeos, ahora a once puntos, en el club miran con temor hacia el descenso, pues están a solo cuatro puntos del Burnley, que tiene, además, dos partidos menos. Es la particular montaña rusa de Arteta en este 2020, capaz de guiar al Arsenal a un doblete de títulos que no conseguía desde hacía un lustro y de firmar meses después el peor inicio liguero en varias décadas. Ahora, una vez se ha instalado el desánimo en el club, aquellos títulos emergen en la memoria del aficionado «gunner» como dos espejismos en la pobre trayectoria del entrenador español, incapaz hasta el momento de enderezar el rumbo de un equipo que no levanta cabeza. De hecho, son varias las leyendas que se han pronunciado sobre el mal momento del equipo. Alan Shearer, máximo goleador histórico del campeonato inglés, habló incluso sobre el fantasma del descenso: «No estaría tan seguro de que puedan mantener la categoría. No con ese equipo titular y la actitud de alguno de sus jugadores», dijo. «Arteta debería estar preocupado. Confía en ellos pero solo llevan 12 goles en toda la temporada. No tienen opciones. Contra el Everton, Pepe no estaba preparado para meterse en el área. Estaba trotando, a veces caminando. Tiene que hacer mucho más». Recientemente, su amigo Guardiola salió a echarle un capote sabedor del mal momento que atraviesa: «No hay duda de que sigue siendo el mejor para guiar al Arsenal», aseguró. Pero los números de Arteta empeoran los que costaron el puesto a Emery hace un año. El crédito se le agota al español mientras observa con temor los dos siguientes rivales: el martes contra Manchester City, en la Capital One, y el próximo sábado el derbi de Londres ante el Chelsea, en el tradicional «Boxing Day». Hace un año Arteta hacía su debut como entrenador del Arsenal en tan marcada fecha, y doce meses después, tras sumar dos títulos al palmarés, podría estar viviendo sus últimos días en el banquillo del club que le vio convertirse en un icono en Inglaterra.

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