Tienen los pies desgastados por el camino, los rostros quemados por el viento y el sol, arrastran maletas con sus bienes más preciados y cuentan historias cargadas de dolor. En los últimos días, la decisión de Ecuador y Perú de exigir pasaporte a los venezolanos (que una jueza suspendió temporalmente este viernes en el primer país) y los ataques xenófobos de los que han sido víctimas en Brasil, han puesto el foco en el éxodo venezolano, pero el fenómeno no es algo nuevo.

Según Naciones Unidas, son 2.3 millones los venezolanos los que se han visto obligados a abandonar su país en los últimos años empujados por la profunda crisis que vive Venezuela. Desde marzo, el fotoperiodista Edu León está acompañando el éxodo de migrantes venezolanos que cruzan la frontera entre Colombia y Ecuador.

Sus testimonios hablan de compañeros muertos por el frío en el páramo colombiano, de mujeres secuestradas por la guerrilla en el norte de Colombia y de explotación laboral en Ecuador. Muchos han dejado atrás a sus familias y avanzan con el sueño de construir un futuro en Ecuador, Perú, Chile o Argentina.

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