En primer lugar, entendamos una startup como una empresa emergente, normalmente con un alto componente tecnológico y que respalda una idea innovadora que sobresale de la línea general del mercado. En consecuencia, dichos proyectos afrontan gran incertidumbre y riesgo, además de necesitar financiación, la cual intentan atraer gracias a su alto potencial de crecimiento como negocio repetible y escalable.

Por otro lado, se conoce como “unicorn startup” aquellas que en una ronda de financiación de capital privado alcanzan una valoración igual o superior a mil millones de dólares (1 billion $).

De esta manera, resulta interesante analizar la capacidad de los distintos países para albergar startups que alcancen el estatus de “unicorn startup”, puesto que dichas empresas estarán en posición de liderar los nuevos modelos de negocio, así como de impulsar el crecimiento económico.

Gracias a los datos recopilados por cbinsights, podemos conocer las más de 300 startups que ostentan dicha categoría en marzo de 2019 y encontrar dos líderes geográficos claros: Estados Unidos, con 151 empresas, y China, con 80. Para analizar esta realidad, representamos en un mapa cada país con la valoración agregada (en miles de millones de dólares) de sus startups unicornio:

En un muy destacado primer lugar queda Estados Unidos (USA), con 590 300 M$, contando con 8 representantes entre los 10 primeros puestos, entre ellos: Uber (72 000 M$), WeWork (47 000 M$), JUUL Labs (38 000 M$) o Airbnb (29 252 M$). Sin entrar a valorar más profundamente el sistema económico y social estadounidense, es innegable su capacidad para crear empresas que compitan en los mercados internacionales.

En un segundo y también muy destacado segundo lugar, encontramos a China, con 316 100 M$ y líderes como Bytedance (75 000 M$) o Didi Chuxing (56 000 M$), símbolos de la ambición del gigante asiático.

En comparación, potencias económicas como Europa y Japón, quedan en mal lugar. En Europa, sobresale Reino Unido (UK) con 41 300 M$, siendo Global Switch su mayor representante (11 084 M$), del cual cabe mencionar que sus principales inversores son a su vez compañías chinas.

Los demás países europeos con representantes en la lista son: Alemania con 16 600 M$ repartidos entre 8 empresas, Suiza con 9 000 M$, Francia y sus 3 900 M$ (BlaBlaCar entre otros), Suecia (2 500 M$) , Malta (2 500 M$) , España (1 400 M$, que corresponden a su único representante, Cabify), Luxemburgo (1 100 M$) , Portugal (1 000 M$) y Estonia (1 000 M$). Sumando todos los representantes del continente europeo, vemos que, con unos 80 300 M$, quedan muy lejos de Estados Unidos y China. Entre las numerosas razones puede estar un mercado interno más fragmentado, obstáculo para el rápido crecimiento y la posterior expansión a escala global.

Cabe mencionar a la sueca Spotify como historia de éxito, en la lista de startups hasta que empezó a cotizar en bolsa (en la de Nueva York), rondando los 30 000 M$ a lo largo del 2018. Sin embargo, representa un caso aislado y menor respecto a otras que también salieron de la lista al cotizar en bolsa, como Facebook (USA), Alibaba (China) o Xiaomi (China).

Japón, solo cuenta con 1 representante (2 000 M$) y da muestra de sus dificultades para crear nuevos vehículos empresariales de innovación a pesar de ser la 3ª economía mundial. Su continuado bajo crecimiento económico, poca inflación y una sociedad envejecida caracterizan la situación de esta economía avanzada, de la cual seguramente Europa debería aprender para evitar entrar en una dinámica similar.

Respecto a otras zonas geográficas, India, segundo país más poblado, queda en 3er lugar con 44 800 M$ y Corea del Sur obtiene un notable resultado con 23 600 M$. A su vez, el sudeste asiático (con Indonesia, Singapur y Filipinas) toma la delantera respecto a Latinoamérica (con representantes en Brasil y Colombia) y África (Sudáfrica y Nigeria).

Por último, resulta destacable mencionar cómo grandes países industrializados como Canadá, Australia o Italia, quedan por detrás de Singapur, Malta, Hong Kong o Luxemburgo, microestados que suelen actuar como focos de atracción de actividades financieras.

En conclusión, tal y como se ha visto en las anteriores revoluciones industriales desde 1800, aquellos países que consigan desarrollar las nuevas industrias serán los que acaben liderando el crecimiento económico y el escenario mundial. Algo que deberíamos tener en cuenta en Europa, si pretendemos mantenernos entre las regiones punteras a escala global.

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