Hace pocas semanas los titulares de los medios se llenaban con imágenes de un ternero que había nacido con dos cabezas. En la localidad zamorana de Piñuel, Miguel Fuentes Garrote, ganadero de profesión, contempló con estupor como una de sus vacas daba a luz a un ternero bicéfalo. El ternero, de cuatro ojos y dos bocas, nació débil, aunque según confirmó el propio ganadero, consiguió ponerse de pie y llegó a mamar de su madre.
Lamentablemente, a las pocas horas de nacer su condición pudo más que sus ganas de vivir. Según relataba Miguel, el ternero se desplomó y ya no volvió a ponerse de pie. Al ver cómo se complicaba la situación, el ganadero puso todo su empeño en tratar de alimentarlo para que cogiera fuerzas. Sin embargo, apenas dos días después de nacer, el ternero falleció por complicaciones relacionadas con la policefalia.
Este caso es muy inusual, ya que la policefalia es una condición que ocurre en muy contadas ocasiones, y que nazcan con vida todavía es más raro. Sin embargo, no se trata del único caso conocido y, en determinadas ocasiones, personas o animales con dos cabezas consiguen tener una vida larga y plena a pesar de su condición.
El caso del ternero con dos caras
Existen distintas configuraciones en las que un organismo puede nacer con dos cabezas. En el caso del ternero se trataba de un posible caso de diprosopus, cuando presentan un único cuello y rasgos faciales duplicados. Aunque antiguamente estas anomalías se solían asociar con la unión de los embriones durante el desarrollo, los estudios más recientes sugieren que podría tratarse de una sobreproducción en un gen denominado Sonic Hedhehog, o SHH, relacionado con un sinfín de procesos embrionarios.
Se conocen casos de humanos y animales desde el siglo XVIII que padecieron esta condición y sobrevivieron al nacimiento. Por ejemplo, en les Ecarts de la nature del artista Nicolas François Regnault hay una lámina de un infante con dos caras y 3 ojos. Investigaciones posteriores lo han relacionado con un bebé nacido en España en 1775 y que los registros indican que pudo vivir durante varios años.
En la actualidad, Tres Johnson, un estadounidense nacido en Missouri con dos fosas nasales y una duplicación craneal compleja, cumplirá en 20 años en octubre. La vida de Tres no ha sido nada fácil, ya que desde su nacimiento se ha sometido a incontables operaciones y, según relatan sus padres por redes sociales, sufre de crisis epilépticas relacionadas con su condición.
En animales, los casos más conocidos son los del cerdito Ditto, que nació con dos hocicos o el del gato Frank y Louie (Frankenlouie), que entró en el Libro Guinness de los Records por ser el gato con esta condición más longevo hasta la fecha. Frankenlouie, que falleció en diciembre de 2014 con 15 años, tenía dos hocicos, tres ojos (el central era la unión de dos) y dos bocas.
Dos cabezas, el doble de preguntas
En ocasiones, en vez de dos caras, se pueden crear dos cabezas completas unidas por el cráneo. En estos casos, la condición se denomina craniopagus parasiticus y, generalmente, una de las cabezas desarrolla el cuerpo completo mientras que la otra está unida a un cuerpo vestigial. Cuando se da en humanos, la supervivencia es generalmente baja, aunque existen casos documentados como el “Chico de Bengala” en 1780, que sobrevivió sin intervención médica hasta los cuatro años, cuando murió debido a la picadura de una cobra.
Más reciente, la niña egipcia Manar Maged, fue un caso muy mediático que, lamentablemente, acabó en tragedia. Esta niña, que nació en el año 2005 estaba unida a su hermana gemela, Islaam, por la parte superior izquierda del cráneo. Islaam reaccionaba ante estímulos externos, pero carecía de extremidades en el cuerpo y, sin el soporte vital que le proporcionaba su hermana, no podía sobrevivir. Por tanto, cuando la criatura cumplió 10 meses, los cirujanos decidieron extirparla. Tras 13 horas de cirugía, la operación fue un éxito y parecía que Manar podría llevar una vida independiente. Sin embargo, operaciones de tal calibre pueden complicarse mucho después de llevarse a cabo, y a los 14 meses de la intervención, cuando estaba a punto de cumplir dos años, una infección cerebral acabó con su vida.
En 2013, nació una niña afgana con dos cráneos llamada Asree Gul. En este caso, el cráneo no tenía otros rasgos ni masa cerebral, pero lo inusual del caso es que se trataba de un parto de gemelas. Según los médicos, la malformación que presentaba Asree era un tercer embrión que no se había desarrollado completamente, pero se había pegado a Asree durante el desarrollo. Dos meses después del nacimiento y, tras una larga operación, la porción extra de cráneo fue retirada con éxito en el hospital de Nangarhar.
Bicefalia completa, cuando empieza y acaba uno
La bicefalia completa, o Dicephalus parapagus, plantea preguntas más allá de lo puramente biológico. Al tratarse de organismos que pueden necesitarse uno a otro para sobrevivir, existe cierta controversia sobre si deberían tratarse como entes separados o como un único ser. En los casos en los que sobreviven al parto, normalmente los gemelos unidos pueden pensar por separado y cada uno controla una serie de órganos. El número de extremidades puede ser variable, ya que pueden tener de dos a cuatro brazos o piernas.
En la actualidad, el caso más reconocible es el de las gemelas Abby y Brittany Hensel, que protagonizaron una serie de documentales durante su infancia. Estas gemelas, parcialmente fusionadas, tienen varios órganos por duplicado, como el corazón, o el estómago. Inicialmente nacieron con 3 brazos, pero uno de ellos era vestigial, así que los cirujanos decidieron retirarlo. Gracias a ello, cada gemela controla uno de los brazos, por lo que pueden coordinarse para realizar cualquier actividad. En la actualidad son profesoras de educación primaria en Minessota y, debido unas filtraciones del vídeo de la boda, se sabe que Abby está casada desde 2021.
En el reino animal se conocen casos de este tipo de bicefalia en especies muy diversas. Las más habituales suelen ser reptiles, como serpientes y tortugas, pero también se han observado mamíferos y aves que han nacido con esta condición. La supervivencia es un tanto compleja, ya que las cabezas no suelen coordinarse adecuadamente, lo que dificulta los movimientos. Además, en el caso de las serpientes o tortugas, pueden volverse agresivas una cabeza contra la otra, llegando, incluso, a tratar de devorarse. Ahora bien, cuando esta condición ocurre en cautividad, las oportunidades de supervivencia aumentan y algunos de estos animales llegan a vivir décadas.
En total, la incidencia de cualquiera de estas condiciones es menor de 1 cada 100000 nacidos, y los números disminuyen todavía más si hablamos de personas o animales que llegan a la edad adulta. En la actualidad, ciertos museos conservan ejemplares de gatos, corderos, serpientes, tortugas o otros animales con esta condición. Con respecto al ternero de dos cabezas nacido en Zamora, el ganadero ha ofrecido donar su cuerpo a la ciencia por si algún grupo de investigación desea estudiarlo.