El módulo de aterrizaje de la sonda China Chang’e 6 alcanzó con éxito el domingo la cara oculta de la Luna, lo que marcó el inicio de la nueva fase de la carrera espacial china y un nuevo hito en la exploración del satélite terrestre. La nave alunizó en un cráter de más de 2.500 kilómetros de diámetro llamada Cuenca Aitken, situado en el polo Sur del satélite, donde permanecerá unos 20 días, en los que se espera realice prospecciones y tome muestras de la superficie lunar para devolverlos a la Tierra, algo inédito en la carrera espacial.
La cara oculta de la Luna no es la cara oscura
En marzo de 1973, la banda británica Pink Floyd lanzó un disco de éxito llamado The dark side of the moon que quedó en la memoria colectiva de muchos aficionados a la música. Quizá por ello, especialmente en el mundo anglosajón, abunden las referencias a la cara oculta como la ‘cara oscura’, pues resulta invisible para los terrícolas.
Sin embargo, la cara oculta no es oscura. Se trata de una cuestión de perspectiva. En realidad, tiene día y noche, recibe la misma iluminación que cualquier otro punto del satélite: en concreto: 29 días. Nos aparece oculto precisamente porque no lo vemos desde la Tierra, y es que la Luna tiene una particularidad: tarda exactamente lo mismo en dar vueltas sobre sí misma que en girar alrededor de la Tierra: 29,53 días, con lo que siempre hay una mitad que queda oculta, y vuelve a quedar oculta cuanto se completa la rotación.
La importancia de la cara oculta de la Luna
No es la primera vez que China pone sus miras en la cara oculta de la Luna. La sonda Chang’e 4, lanzada en 2018, también aterrizó en el mismo cráter, aunque no tomó muestras para analizarlas en Tierra. En 2020, la última versión hasta la fecha: Chang’e 5, tomó muestras lunares y las transportó a la Tierra, aunque se hallaban en un emplazamiento distinto situado en el noroeste del satélite. Chang’e 6 será la primera misión que nos enseñe empíricamente de qué está formada la cara oculta de la Luna.
La composición y la morfología de la cara oculta de la Luna sigue siendo todo un misterio. Se cree que tiene más cráteres y una corteza más fina, pero ninguna agencia espacial, ni china, ni europea ni estadounidense, ha conseguido recoger muestras hasta la fecha. La superficie lunar permanece congelada en el tiempo, con lo que los científicos esperan que la información recogida en las nuevas misiones ayude a arrojar nueva luz sobre cómo se formó el satélite.
La Luna, Marte y más allá
Las misiones lunares representan una parte del extenso programa espacial de China, país que ha incrementado su presencia en el espacio de forma significativa, y que incluye futuras misiones a Marte e incluso a asteroides. La misión Chang’e, diseñada en la década de 1990, incluye una larga carrera por fases con tres objetivos: orbitar, aterrizar y recoger muestras. Hasta ahora, todos ellos se han cumplido. La nueva fase, explican las fuentes oficiales, implicará una nueva dimensión: investigación y construcción de módulos espaciales, entre ellos una base lunar, proyectos que ya se encuentran en desarrollo. La próxima misión Chang’e 7 buscará agua cerca del Polo Sur, mientras que Chang’e 8 escudriñará la superficie lunar en busca de un lugar en el que construir una base lunar, algo que se espera que tenga lugar en la próxima década.