Como mamíferos y primates, la familia y los amigos son dos pilares fundamentales para nosotros, los seres humanos. Seguramente no estemos descubriendo nada nuevo, y de hecho los estudios que han demostrado que la respuesta al estrés de un individuo puede disminuir en base al apoyo de otros miembros de la misma especie, son muy numerosos.

El mecanismo que entra en juego en estos casos es el fenómeno conocido como amortiguación social, el cual se ve regulado, entre otros factores, por un tipo de hormonas denominadas glucocorticoides, cuyos metabolitos son liberados en el torrente sanguíneo por las glándulas suprarrenales cuando un vertebrado se enfrenta a un factor estresante.

El estrés y los lazos sociales en el reino animal

Entre los citados estudios, los científicos han encontrado, por ejemplo, que los lazos fuertes entre machos disminuyeron la liberación de glucocorticoides en macacos salvajes (Macaca sylvanus). También que la presencia de un compañero o familiar disminuye la liberación de glucocorticoides tras la exposición a un factor estresante en monos ardilla (Saimiri sciureus) en cautiverio.

El cuidado materno temprano parece programar de por vida el tipo de respuestas al estrés en los mamíferos

Por otro lado, existe, además, evidencia de que el vínculo madre-hijo juega un papel particularmente importante en la amortiguación de la respuesta al estrés, y en muchos casos incluso, el cuidado materno temprano parece programar de por vida este tipo de respuestas. En este sentido, varios estudios han demostrado que las ratas noruegas de laboratorio (Rattus norvegicus) que recibieron más lametones y cuidados de su madre en los primeros diez días de vida liberaron cantidades más bajas de glucocorticoides cuando se enfrentaron a factores estresantes agudos más adelante en la vida. Por el contrario, los adultos de pinzón cebra (Taeniopygia guttata) que fueron privados del cuidado materno cuando eran polluelos secretaron más glucocorticoides cuando se enfrentaron al aislamiento social que los adultos criados por ambos padres.

Vista la importancia de los lazos y parentales en diversas especies cabe, no obstante, preguntarse si de alguna manera las relaciones familiares no parentales podrían mitigar la respuesta de estrés asociada con esa pérdida. En este sentido dos estudios recientes con primates salvajes -chimpancés y babuinos- han demostrado que la adopción puede mejorar los aumentos iniciales en las concentraciones de glucocorticoides tras la pérdida materna.

Así, los huérfanos de chimpancés salvajes (Pan troglodytes) mostraron aumentos a corto pero no a largo plazo en las concentraciones de glucocorticoides después de la muerte de su madre que se vieron mitigados por la adopción por parte de otras hembras. Los huérfanos de babuinos (Papio cynocephalus y Papio Anubis) los cuales tenían lazos sociales más débiles con otras hembras después de la pérdida de su madre, tampoco mostraron diferencias en las concentraciones de glucocorticoides en comparación con los no huérfanos a menos que también hubieran enfrentado otras adversidades en la vida temprana además de la pérdida materna.

Los elefantes y la importancia de la familia y amigos

Al igual que los chimpancés y los babuinos, los elefantes africanos (Loxodonta africana) son una especie longeva, muy sociable y con un alto coeficiente de encefalización que indica capacidades cognitivas avanzadas. Su estudio ofrece a los científicos una oportunidad ajena al grupo de los primates para medir cómo las concentraciones de glucocorticoides se relacionan con el cuidado materno y los lazos sociales en un entorno salvaje.

Así, es importante reconocer que el vínculo madre-cría es fundamental para el bienestar de las crías de elefante, incluso después del destete y hasta la edad adulta joven. Los lazos entre los individuos son fuertes; las hembras suelen permanecer con su familia durante toda la vida en grupos primordialmente matriarcales, y de partida, los lazos familiares estrechos se han asociado con concentraciones más bajas de glucorticoides en los elefantes.

Sin embargo, los elefantes africanos están en peligro debido a la pérdida de hábitat y la caza furtiva. Este último elimina a las hembras y otros adultos de las familias, por lo tanto, comprender la respuesta de estrés de los elefantes a la pérdida de estos vínculos fundamentales puede resultar indispensable en la elaboración futuras estrategias de conservación.

Manada de elefantes en las llanuras polvorientas del Parque Nacional Ethosa

En este sentido, la población de elefantes salvajes de las Reservas Nacionales de Samburu y Buffalo Springs, en Kenia, ha sido estudiada durante más de 20 años. La caza furtiva y la severa sequía de los años 2009 y 2014 acabó con numerosas hembras adultas en la población de Samburu, dejando familias fragmentadas y crías huérfanas conocidas. Estos huérfanos han sido el foco de varios estudios, entre ellos el que se publica esta semana en la revista Nature bajo el título Social support correlates with glucocorticoid concentrations in wild African elephant orphans, en el que Jenna Parker y sus colegas de la Universidad del Estado de Colorado estudiaron las respuestas al estrés de 25 elefantes africanos huérfanos y 12 no huérfanos.

Los elefantes tenían entre 7 y 21 años de edad y los elefantes huérfanos habían perdido a sus madres entre 1 y 19 años antes del estudio debido a la caza furtiva o la sequía. 20 huérfanos habían permanecido dentro de la misma unidad familiar después de la muerte de sus madres, mientras que 5 se habían unido a una unidad no relacionada o habían formado un grupo con otros huérfanos. Los autores midieron las concentraciones de metabolitos de glucocorticoides en 496 muestras de estiércol de elefante entre 2015 y 2015, y así, encontraron que los niveles de metabolitos de glucocorticoides eran similares entre elefantes huérfanos y no huérfanos.

El apoyo social puede ayudar a reducir los niveles de estrés entre los elefantes, sean o no huérfanos

Sin embargo, los niveles eran más bajos entre los que vivían en grupos que contenían más elefantes de una edad similar, independientemente de que estos fueran huérfanos o no. Esto sugiere que el apoyo social puede ayudar a reducir los niveles de estrés entre los elefantes huérfanos y que el apoyo de compañeros de edad similar puede ayudar a reducir los niveles de estrés entre todos los elefantes. Los autores también encontraron que los niveles de metabolitos de glucocorticoides eran más bajos entre los huérfanos que habían dejado su grupo familiar después de la muerte de su madre, en comparación con los no huérfanos y los que permanecieron en su grupo familiar.

Una de las huérfanas del estudio de la familia estadounidense, a los 13 años, cruzando el río Ewaso N'giro con su cría y la cría de su hermana.

Los hallazgos destacan la importancia de las relaciones familiares y con los compañeros de edad similar para el estado físico y la capacidad de adaptación al cambio de los elefantes salvajes. Los autores sugieren que sus hallazgos podrían ayudar a gestionar el manejo de los elefantes huérfanos llevados al cautiverio, ya que proporcionar a los huérfanos cautivos compañeros de edad similar y mantener grupos de huérfanos unidos podría ayudar a reducir sus niveles de estrés. Además, la liberación de grupos de huérfanos unidos del cautiverio podría ayudar a facilitar su transición de regreso a la naturaleza.

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