El supertifón Rai golpeó con fuerza la costa oriental de Filipinas, que en tan solo 24 horas pasó de categoría 1 a 5, con vientos de hasta 300 km/h, destruyendo todo a su paso y obligando a la evacuación de 200.000 personas.

Las lluvias torrenciales e inundaciones afectaron todo el archipiélago. Varias aerolíneas han cancelado sus vuelos y las autoridades de transporte prohibieron viajar por mar y tierra en el centro y sur de Filipinas dejando a la deriva a miles de personas en las terminales.

Esta es la tormenta número 15 en traer la devastación a Filipinas desde el 2020 para desgracia de los hogares que no han podido recuperarse.

 

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