“Ningún otro país del mundo hizo lo que hicimos” para mejorar la seguridad de la población, manifestó este miércoles el presidente Juan Orlando Hernández durante los actos de Izada de la Bandera y Lectura del Acta de Independencia, en el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), acto que marcó el inició de la celebración del Bicentenario de Independencia.

Después de vivir varios años de barbarie, Honduras es hoy un país de relativa paz con un índice de homicidios que bajó de 86 hasta 38 por cada 100.000 habitantes y cuyas autoridades desarticularon todos los carteles de la droga y siguen trabajando sin descanso para darle seguridad al territorio y a la población, expuso Hernández.

“Somos personas de paz, que solo anhelamos que nuestras fronteras y nuestros límites sean zonas de paz y desarrollo social y económico”, aseveró.

*Legado de coraje*

Hernández destacó que “en este 15 de septiembre conmemoramos 200 años de esa gran gesta histórica, que significó un antes y un después para nuestros pueblos”.

Añadió que ese anhelo de vivir libres, soberanos e independientes fue posible gracias al sacrificio de hombres y mujeres valientes que soñaron con una Centroamérica dueña y constructora de su propio destino, y con hombres y mujeres que heredaron un legado de coraje, de valentía, amor patrio, libertad y justicia.

El mandatario también resaltó que, si bien han pasado 200 años, hoy más que nunca ese sueño de una Centroamérica fuerte, próspera, unida, de oportunidades para todos y democrática, sigue vigente entre los que aman a una región bendecida.

Integración económica, social y política
El titular del Ejecutivo enfatizó que “tienen en este ciudadano y centroamericano, Juan Orlando Hernández, a una persona convencida de la necesaria integración económica, política y social de nuestros pueblos, y que cree firmemente en el camino correcto por el cual debemos transitar”.

“Soy un integracionista por vocación y convicción -añadió-, y creo que unidos como hermanos somos más fuertes y somos invencibles.

Consideró que hoy más que nunca se debe avanzar en la construcción gradual y progresiva de la Unión Centroamericana por la que tanto luchó y dio su vida el general Francisco Morazán.

Centroamérica debe ser una zona de paz y desarrollo con equidad, en la que cada ciudadano pueda vivir seguro, con prosperidad, con empleos, con emprendimientos, e ingresos dignos que le garanticen alimentos, salud y educación de calidad, remarcó Hernández.

El gobernante afirmó que Honduras debe estar en los ojos del mundo, en los intereses de los inversionistas, por su privilegiada posición geográfica en medio de dos océanos, por sus riquezas y bellezas naturales, y por la laboriosidad de su gente.

Destacó  que Centroamérica es una región bendecida por Dios, que ha vivido épocas oscuras, y muy oscuras, por la indolencia de quienes fueron electos para hacer un cambio positivo, pero se olvidaron de su gente y de la responsabilidad heredada de los próceres, de luchar hasta la muerte para alcanzar el bienestar de la población.

El presidente Hernández señaló que ante la magnitud de los problemas muchos voltearon la mirada hacia otro lado, ofrecieron soluciones temporales, pero nunca se atrevieron a atacar de raíz los problemas, sin importarles el dolor que eso provocaría a la población.

“Combatir estos males que agobian a nuestros pueblos requiere de valentía, no es una tarea para los cobardes”, dijo Hernández.

*Un país con relativa paz*

Hernández rememoró que “hace casi 8 años recibimos un país que iba camino al despeñadero.

Estábamos a punto de convertirnos en un Estado fallido, y en un Estado controlado por el mundo criminal”.

También recordó que Honduras fue allá por el año 2011 el país más violento del mundo, con 86 muertes por cada 100.000 habitantes, y las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula eran las más peligrosas del planeta.

Sin embargo, recordó que él comenzó a tomar medidas desde que “estábamos en el Congreso Nacional, aprobando decenas de leyes y medidas anticrimen”.

“El año pasado, 8 años después de esa barbarie que vivíamos, tenemos un país con relativa paz, con un registro de 38 muertes por cada 100.000 habitantes al cierre de 2020”, indicó.

El presidente de la República destacó que se desarticularon todos los cárteles de la droga que operaban en el país, se destruyeron narcopistas y narcolaboratorios, se entregó en extradición a todos los cabecillas, otros se entregaron, y otros guardan prisión en Honduras.

A lo anterior se debe añadir que se redujo a casi cero el tráfico de drogas por el territorio hondureño, y entre los países del sur y los del norte, pero se sigue trabajando todos los días sin descanso para combatir ese flagelo.

Hernández aseguró que “ningún otro país del mundo hizo lo que hicimos, gracias el apoyo y cooperación de los países que reconocieron su responsabilidad compartida, aunque diferenciada, gracias a hombres y mujeres que dieron todo por Honduras”.

*Ataque unido a los problemas*

Hernández señaló que “el crimen transnacional, las maras y pandillas con su violencia y amenaza a la democracia, el tráfico de personas, la pobreza, la corrupción, la pandemia, las plagas, el cambio climático, no conocen de fronteras”.

“Estos son problemas estructurales con raíces profundas que debemos atacar unidos”, dijo para después afirmar: “Lo he dicho y lo reitero, ningún país estará seguro si estos problemas no son atacados de forma conjunta e integral”.

El mandatario reafirmó que a su Gobierno le tocó enfrentar la pandemia por covid-19, que puso de rodillas a todos los sistemas de salud del mundo, y por si eso fuera poco se tuvo que trabajar fuerte para evadir los efectos provocados por dos tormentas tropicales altamente destructivas.

Pero hoy, gracias a la solidaridad y al multilateralismo, con las vacunas se está viendo una luz al final de túnel para ganar esta batalla, generar empleos e ingresos para las familias.
Destacó que las vacunas salvan vidas, alivian la carga en los hospitales, generan empleos e ingresos para los pobladores con la reactivación de la economía.

La economía fuerte de la región
El presidente Hernández recordó que hace un tiempo se dio el paso más trascendental en ese sueño de alcanzar la integración económica de Centroamérica.

“El proceso de Unión Aduanera que iniciamos con Guatemala ha sido un paso histórico y eso nos puede conducir a convertirnos en la octava economía de Latinoamérica. Nuestro anhelo es que este proceso se consolide con nuestros pueblos hermanos de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica”, dijo.

Aseveró que Honduras y Guatemala se han convertido en la economía más fuerte de la región, con un producto interno bruto de más de 73.000 millones de dólares (el 46 % del PIB de Centroamérica) y un mercado de 23,5 millones de consumidores.

Hernández afirmó que Honduras tiene una hoja de ruta clara para convertirse en el Centro Logístico de América y que toda la infraestructura, de nuevos corredores viales, modernos puertos y aeropuertos logísticos, está a la disposición de Centroamérica para realizar excelentes negocios.

Aceptó que las economías de los países centroamericanos han sido golpeadas tremendamente por la pandemia, pero también por los huracanes y las sequías, cuyos efectos que además ponen en precario la seguridad alimentaria de las poblaciones.

“Pero hemos trabajado en los últimos días sin descansar, reactivando la economía, fortaleciendo sectores tan importantes como el turismo, por medio de la vacunación, sabiendo que somos un país que tiene una diversidad de destinos, a cortas distancias, y que ahora cuenta con una gran infraestructura de autopistas, aeropuertos y puertos, porque hoy Honduras apunta a convertirse en una zona logística que une a dos océanos”, sostuvo.

Hernández expresó que las buenas cosechas agrícolas permiten abastecer el mercado regional, y los resultados, a un año y medio de pandemia, y después de dos destructivos huracanes como Eta y Iota, son halagadores.

“Con espíritu integracionista, Honduras seguirá trabajando sin descanso para que logremos la ansiada integración que soñaron nuestros próceres.

Ese anhelo lo hemos abrazado nosotros desde el primer día de nuestro Gobierno, porque somos personas de paz, que solo anhelamos que nuestras fronteras y nuestros límites sean zonas de paz y desarrollo social y económico”, concluyó.

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