Los casos de COVID-19 se triplicaron en Estados Unidos durante las últimas dos semanas, en medio de una avalancha de desinformación sobre las vacunas, con la consecuente presión a los hospitales y médicos extenuados.

En todo Estados Unidos, el promedio móvil de siete días de casos nuevos diarios aumentó durante las últimas dos semanas a más de 37.000 el martes, frente a menos de 13.700 el 6 de julio, según datos de la Universidad Johns Hopkins.

Las autoridades de salud culpan del repunte a la variante delta y a la desaceleración de las tasas de vacunación. Apenas el 56,2% de los estadounidenses han recibido al menos una dosis de la vacuna, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Un joven se vacuna en Detroit, Michigan (Foto: REUTERS)

Por otra parte, Nueva York dio un primer paso hacia la vacunación obligatoria para el personal de sus hospitales: desde ahora miles de empleados de los hospitales públicos de la ciudad deberán vacunarse o someterse a un test cada semana, una prueba de la creciente inquietud ante la variante Delta.

Es la primera vez que la mayor metrópolis estadounidense, donde cerca del 58% de la población ha recibido ya al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus, adopta una medida que implica cierta obligatoriedad.

La norma se aplicará a partir del 2 de agosto a unos 30.000 empleados de los 11 hospitales públicos municipales.

Una paciente con covid-19 es trasladada a un hospital en EEUU (Foto:  EFE)

Aunque el personal tiene aún la opción de no vacunarse y someterse a un test cada semana, “no tengo ninguna duda de que esto alentará a la gente a vacunarse”, dijo el alcalde, quien espera que los hospitales privados sigan el ejemplo.

El anuncio tiene lugar en medio de una polémica creciente sobre cómo subir la tasa de vacunación frente a la variante Delta, que representa ahora un 83% de los casos en Estados Unidos, según las últimas estimaciones.

Algunos altos funcionarios de la salud quieren que la vacunación sea obligatoria a nivel federal, al menos para ciertas categorías de la población. Pero varios estados gobernados por republicanos adoptaron leyes que prohíben las medidas coercitivas, sobre todo en las escuelas.

A fines de junio, la alcaldía de San Francisco impuso la obligatoriedad de la vacuna para todos los empleados municipales. Pero condicionó la medida a una aprobación completa de las vacunas contra el COVID-19 por parte de la agencia estadounidense que supervisa los medicamentos, la FDA, y esto no es esperado antes de varias semanas.

Frente a la progresión de la variante Delta, San Francisco finalmente decidió exigir la vacunación desde el 15 de septiembre a sus empleados más expuestos.

Fuente: Infobae

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