Para Vladímir Putin la cita cara a cara con Joe Biden fue una pequeña victoria. El presidente ruso ha pasado de ser considerado en público por su homólogo estadounidense un asesino a que le definiese como un “digno adversario”; y ahora a recibir tratamiento de hombre de Estado. Con la cumbre del miércoles en Ginebra, a iniciativa de Biden, Putin ha logrado darse un halo de legitimidad en el escenario mundial al aparecer —pese a su mermada economía— como una potencia a la que hay que considerar.

El jefe del Kremlin tratará de capitalizar ahora la cita y la visibilidad en casa, donde la crisis sanitaria por el coronavirus no da tregua, y el descontento social por la inflación y la represión política pueden volver a hacer mella en su popularidad.

La cumbre de la desconfianza y el deshielo entre Rusia y Estados Unidos abrió la vía para el diálogo, pero dejó pocos resultados concretos a corto plazo. Ambos líderes se mostraron satisfechos pero cautos. Y es difícil hacer balance: el Kremlin debe mostrar señales de que mantiene el interés por seguir las conversaciones y tiene intención de aparcar las travesuras. Este jueves, el líder ruso volvió a tener palabras de elogio hacia Biden.

Remarcó que los medios etatales rusos y los estadounidenses a veces han retratado erróneamente al líder de la Casa Blanca como desenfocado por la edad (78 años). “Biden es un profesional, y debes tener mucho cuidado al trabajar con él para asegurarte de que no te pierdes nada. Él no se pierde nada, lo puedo asegurar”, ha comentado el presidente ruso en una conferencia online ante un grupo de universitarios.

Balances aparte, por ahora, para su discurso interno, Putin ha obtenido de la cumbre el reconocimiento que anhelaba. Sobre todo cuando Biden definió Rusia como una nación “orgullosa” y una “gran potencia”; a diferencia del expresidente Barack Obama, que habló del país euroasiático como de una “potencia regional”.

Fuente:El País

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